Se extinguió en lo más crudo del invierno: los arroyos estaban congelados, los aeródromos casi desiertos, y en las plazas la nieve desfiguraba las estatuas; el mercurio se hundió en la boca del día moribundo. Los instrumentos de que disponemos coinciden en decirnos que el día de su muerte fue un día oscuro y frío.
Se extinguió en lo más crudo del invierno: los arroyos estaban congelados, los aeródromos casi desiertos, y en las plazas la nieve desfiguraba las estatuas; el mercurio se hundió en la boca del día moribundo. Los instrumentos de que disponemos coinciden en decirnos que el día de su muerte fue un día oscuro y frío.
París, octubre de 1942. Un hombre y una mujer se conocen durante la ocupación de la ciudad. Ella es belga; él, judío. Se casan y tienen dos hijos, uno de los cuales es Patrick Modiano. Durante veinte años viven juntos, pero llevan vidas paralelas. A su alrededor, un mundo extravagante, lleno de personajes que aparecen y desaparecen y que ocupan las habitaciones del apartamento: hombres de negocios cuyas tareas son siempre indefinidas y misteriosas, cínicos aprovechados y estetas de pacotilla, actores mediocres y actrices de tres al cuarto, directores ya consagrados y amantes de personajes famosos, alcahuetes y aristócratas decadentes de dudosa sexualidad. Todos tratan de huir de la guerra y las deportaciones, y de arreglárselas como pueden en la difícil posguerra.
En estas páginas aparece un universo de rostros que Modiano intenta rescatar de las profundidades de la memoria para trazar un pedigrí imposible e indefinido. Pero también un cuadro de una época extraña en la que se presiente el desastre, y en la que los hombres parecen habitar la ciudad como si de una estación de trenes se tratara. Por primera vez, Modiano narra su infancia y su juventud en primera persona. Un texto autobiográfico clave para entender la obra de este autor extraordinario.
En Labios de piedra, Nancy Huston traza la biografía de Saloth Sar, uno de los mayores genocidas del siglo xx bajo el pseudónimo de Pol Pot, y la contrapone a su propia historia de joven rebelde, a través de Dorrit, su alter ego. Nacida en Canadá, su rechazo a una vida programada la lleva a labrarse su propia formación intelectual y humana. Su búsqueda la llevará al mismo París efervescente y radical que años antes había pisado Saloth Sar. Emigrado a París desde Camboya, Saloth Sar transformará su marxismo teórico en hechos y, ya como Pol Pot, sumirá a su país en un horror sin precedentes. El régimen que instauró causará millones de víctimas. Seres borrados. Al final de su vida afirmaba que siempre obró por el bien de su país. 'Míreme -le dirá sonriendo a un periodista que fue a entrevistarlo unos meses antes de morir-. ¿Acaso parezco un hombre violento?' Dorrit, pequeña revolucionaria de salón, se casará pronto y tendrá hijos e incluso nietos. Contra cualquier pronóstico, terminará por disfrutar con la comida y dando de comer, riéndose a carcajadas y relajándose en largas veladas con amigos. Aunque, año tras año, seguirá torturándose y matándose dentro de sus libros... y sonriendo, fuera de ellos, como si no hubiera pasado nada.