La reina Isabel II investiga un misterioso asesinato.
Una mezcla perfecta de miss Marple y The Crown.
Estamos a principios de la primavera de 2016 en el castillo de Windsor, donde Isabel II ultima los preparativos de las celebraciones de su nonagésimo aniversario mientras saborea una matutina taza de té.
Pero el ambiente festivo se trunca de pronto cuando uno de sus invitados es hallado muerto en uno de los dormitorios de la residencia.
Todo parece indicar que el joven pianista ruso se ha ahorcado, pero un nudo mal hecho lleva al MI5 a sospechar que hay gato encerrado.
La reina deja la investigación en manos de los profesionales, hasta que las pesquisas apuntan hacia sus fieles sirvientes y decide tomar cartas en el asunto.
UNA OBRA DE SUSPENSE PSICOLÓGICO SOBRE DOS AMANTES ATRAPADOS EN UN MACABRO JUEGO DE PASIONES Y UN ASESINATO A SANGRE FRÍA.
Polly y Adam se conocen en un bar de Belleville, una pequeña población de Delaware. Ella viaja hacia el oeste y él dice estar de paso. Aun así, ella se queda y él también, atraído por esa pelirroja misteriosa cuyo cuerpo voluptuoso contrasta con su actitud glacial. Un potente impulso carnal imanta a los dos protagonistas y dura un verano más intenso que cualquier presente, porque quizá sea el último. En Belleville, donde tantas mujeres han intentado embarcarse para escapar de la estrechez doméstica, una heroína decide tomar las riendas de su propio destino.
La historiadora y escritora Patricia Cerda debuta en la novela con un texto que no es solo un viaje al pasado de una mujer con agallas, sino tambien un viaje al pasado de un país contradictorio, trágico y bello al que llamaron Chile.
"He aquí las confesiones de una cautiva del reino de Chile. Cautiva como lo fue mi madre, como lo fue tambien mi hermano menor, como lo fueron muchos españoles entre los míos y muchos de los míos a este lado del mundo. Los cautivos, sus hijos y sus nietos están por todas partes en el reino de Chile. Son, somos el lado oscuro de la vida cotidiana. La vida es un viaje entre la nada y la nada. Yo nunca olvide mi viaje en ese equipaje. Desde que me tomaron en Lanalhue encarne dos mundos y este es mi testimonio. Fui cautiva, panadera, encomendera, monja, cantora y últimamente samaritana y cronista de mi propia vida. Todos estos roles me cayeron del cielo. No fui yo quien los eligió."