«En ese sofá quedó tendido, desconcertado y exánime uno de los hombres que no fui».
Un remate de antigüedades en una vivienda donde el narrador residió hace veinte años le da pie a encontrarse de nuevo con las personas cruciales de su vida. A través de lo que pasó y lo que pudo pasar, el narrador de Los hombres que no fui se enfrenta a su memoria, a sus decisiones y a las derivas que ha ido tomando su vida, dando paso al retrato de «un mundo de formas bellas, tiránicas e infructuosas, de reglas inculcadas que podían llegar a ser mortales». Con una mirada esclarecedora, conjugando melancolía y liberación, Pablo Simonetti escribe sobre las vidas posibles que vamos abandonando con cada una de nuestras decisiones, sobre la pertenencia y la exclusión, con el trasfondo de un Santiago de Chile en llamas que le permitirá al protagonista dejar el pasado definitivamente atrás.
Lamida por mansas olas nocturnas en una playa del Pacífico, la cabeza cortada de Josué Nadal cuenta, recuerda, divaga. Sabe que es la número mil en lo que va de año y que gobierna la delincuencia (traficante o corporativa) con tal cinismo que incluso se celebra el mal como si fuera el bien de la voluntad y la fortuna. En México no hay tragedia: todo se vuelve telenovela.
Josué aspiró a entender el mundo en tanto Jericó, su amigo entrañable, llegó a admirar a Caín. Ambas voluntades chocan tras recabar agravantes en la premeditación y alevosía de Asunta Jordán, mujer indómita. En cambio, Lucha Zapata representa el peligro de la generosidad y el amor. El vasto reparto de esta obra incluye Filopáter, el cura rebelde; el magnate Max Monroy; el abogado Antonio Sanginés, intermediario entre estado y empresa; Miguel Aparecido, encarcelado por propia voluntad, y por encima (o por debajo) la matriarca, la Antigua Concepción.
¿Por qué si hay cinco tigres en una jaula cuatro se alían para matar a uno? Esta novela iniciática, espesa como el corazón de las tinieblas, propone algunas respuestas.
Dos novelas legendarias de los años ochenta en la mejor tradición satírica
El presente libro recoge dos novelas corrosivas y desopilantes sobre la juventud de la Transición. El protagonista deHistoria de un idiota contada por él mismo, víctima de la insensatez de su generación, se empeña en sacar adelante una investigación de la felicidad, con resultados ruinosos para su persona. EnDiario de un hombre humillado, el narrador (que bien podría ser el mismo personaje que antes, o alguien aquejado por un mal comparable) añora un mundo perdido en el que se vivía sin pensar y, para recuperarlo, se propone reconquistar la banalidad. Durante nueve meses, mientras pierde la cabeza y se sumerge en el mundo del hampa, el hombre humillado anota en su diario pensamientos y reflexiones demenciales sobre conquistas, lecturas, trifulcas y las trampas imprevisibles de la inteligencia.
Regístrese y archívese, aunque se prefiera no hacerlo: Es la noche del 10 de diciembre de 1831 y Allan Melvill cruza a pie el congelado río Hudson.
A partir de las figuras de Herman Melville y de su padre Allan Melvill —surcando días de infancia junto al lecho de un alucinado y noches de escritor crepuscular que ya no empuña pluma ni arpón Melvill sale a la caza del enigma de la siempre huérfana vocación literaria, del legado del estigma familiar, de los navegantes de la ficción y de los náufragos de la realidad.
Uno de los tesoros más codiciados y enigmáticos del mundo submarino se esconde en las profundidades del océano Atlántico. Una anciana historiadora naval podría tener la clave para rescatarlo, pero muere de repente en extrañas circunstancias. Pietro Rivas, un subinspector que acaba de llegar a la ciudad, será el encargado de investigar el caso junto con Nagore Freire, una extravagante inspectora de Patrimonio. Cuando las muertes comienzan a sucederse, la policía descubre que la clave para resolverlas reside en la historia del galeón Albatros Negro. Y en cómo en el año 1700, en la antigua villa amurallada de Vigo, una joven entomóloga fue capaz de cambiar con su audacia el curso de la historia.
Faye Johnson es la bruja perfecta durante el día, pero cuando cae la noche, se vuelve una maestra en desafiar las normas. En la clandestinidad, acepta todos los trabajos que los demás consideran inmorales, desde vender pociones a vampiros hasta lidiar con licántropos problemáticos. Todo parece funcionar hasta que entra en su vida Reese Marlasis.