Medea, la princesa maga de la Cólquida, la que fue esposa de Jasón y mató a sus hijos por desamor, la que tuvo que huir de Corinto, Atenas y Asia Menor, acosada por humanos y dioses, objeto de la furia de Zeus, va a la deriva en un enorme bloque de hielo que mengua día a día, camino de un destino desconocido. Pero esta no es su única angustia: es un ser inmortal y no puede morir, ni por su propia mano.
"-Puedo darte todo lo que desees -dijo el hada-. Riqueza, poder y cetro, fama, una vida larga y feliz. Elige.
-No quiero riqueza ni fama, poder ni cetros -respondió la bruja-. Quiero un caballo que sea negro y tan imposible de alcanzar como el viento de la noche. Quiero una espada que sea luminosa y afilada como los rayos de la luna. Quiero atravesar el mundo en la oscura noche con mi caballo negro, quiero quebrar las fuerzas del Mal y de la Oscuridad con mi espada de luz. Eso es lo que quiero.
-Te daré un caballo que será más negro que la noche y más ligero que el viento de la noche -le prometió el hada-. Te daré una espada que será más luminosa y afilada que los rayos de la luna. Pero no es poco lo que pides, bruja, habrás de pagármelo muy caro.
-¿Con qué? En verdad nada tengo.
-Con tu sangre."
Nueva Zelanda, 1907. La infancia de Gloria, bisnieta de Gwyneira, termina abruptamente cuando es enviada junto a su prima Lilian a un colegia en Gran Bretaña. Una vez allí, Lilian encaja en las costumbres que impone en Viejo Mundo, pero Gloria quiere volver a toda costa a la tierra que la vio nacer, en el extremo opuesto del mundo. Y es ese profundo sentimiento el que la empuja a coger las riendas de su vida e idear un atrevido plan que marcará su destino para siempre.
El grito de la tierra cierra la trilogía que comenzó con En el país de la nube blanca y siguió con La canción de los maoríes. Con esta inolvidable saga familiar ambientada en Nueva Zelanda, la escritora alemana Sarah Lark ha cautivado a ocho millones de lectores en todo el mundo. El resultado es una epopeya literaria tan emotiva como fascinante que nos lleva a la tierra donde viven los sueños.