La Habana, 2016. Varios acontecimientos históricos van a sacudir Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano», un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel. Por eso, cuando un exdirigente del Gobierno cubano aparece asesinado y mutilado en su apartamento, la policía recurre a Mario Conde para que les eche una mano. Conde recordará que el muerto era un hombre déspota y cruel que en el pasado había extorsionado a los artistas para que no se desviaran de las consignas de la Revolución. Paralela a esa trama, se suma una historia situada un siglo antes, cuando La Habana era la Niza del Caribe y se vivía desenfrenadamente bajo la amenaza del cometa Halley. Para sorpresa de Mario Conde, presente y pasado tendrán unos vínculos insospechados.
En 1938, tras embarcar en Nápoles con destino a Palermo, el físico siciliano Ettore Majorana desapareció y nunca nadie supo más de él. En una de sus últimas cartas, dirigida a un colega de la Universidad de Nápoles, expresaba su intención de suicidarse. Después de varias pero torpes pesquisas, la policía atribuyó esa decisión a un acto de locura; la verdad, sin embargo, no resultará tan obvia. Atraído por este extraño caso, Leonardo Sciascia ahonda en la personalidad de este joven y eminente científico, y en sus relaciones con su familia y sus colegas, para apuntar otras hipótesis. En esta «novela filosófica de misterio», como la define el propio autor, saldrán a la luz los precoces hallazgos de Majorana en torno a la energía atómica y su poder destructivo, de aterradoras consecuencias en la Europa de Hitler y Mussolini. Tal vez en todo ello, unido a su condición de genial hombre de ciencias, radique la clave de la desaparición más misteriosa de la historia científica del siglo xx.
La correspondencia cruzada entre la novelista Carmen Laforet y el crítico de la cultura Emilio Sanz de Soto confirma que Laforet, pese a su mutismo publicitario, no renunció hasta el final a su ejecutoria de escritora, y recupera parte del tejido de la memoria de Sanz de Soto, tan carente de registros en letra impresa. La libertad fue la meta vital de ambos y la dificultad de encontrarla en la España de su época, el argumento central de sus respectivas biografías. Odiaban ser dirigidos y dirigir, y les gustó relacionarse con gente libre. Eran dos seres dotados de narración. Creían en la aristocracia de los sensibles, de los considerados, de los valerosos. Todo lo humano les parecía comprensible, sin etiquetas, sin el poder reductor de esencialismos identitarios. Este epistolario es también la historia de «una amistad amorosa», un concepto y una experiencia de difícil absorción en la cultura española, pero que continuamente estuvo en boca y en vida de Emilio Sanz de Soto y Carmen Laforet. La lectura de estas cartas está presidida por una perentoria necesidad de diálogo que nos remite al hermoso ensayo de Virginia Woolf, The Humane Art, en el que concibe el género epistolar como el arte más humano, al hundir sus raíces en «el amor a los amigos». Estas cartas inéditas son las que cubren un mayor lapso de toda la correspondencia de Carmen Laforet (desde diciembre de 1958 a agosto de 1987) y contribuyen a un mejor conocimiento de la escritora de Nada y de las «memorias literarias vivas» de un testigo excepcional de la cultura española del medio siglo: Emilio Sanz de Soto.
Explica la poeta Julieta Valero en el epílogo de Esta ira que las mujeres estamos «desentrenadas para mostrar la ira». «Entonces» se pregunta «¿cómo decir, cómo articular una ira que no responde estrictamente a los hombres, sino a la vida misma, a su designio duro? ¿Y cómo ser capaz de hacer de su objeto precisamente a las hermanas, a las mujeres?»
A esta dificilísima prueba del lenguaje se enfrenta María García Zambrano en su nuevo poemario. Una obra potente que reclama el derecho a expresar la ira y el dolor censurado de las maternidades no hegemónicas.
Como antídoto a la ira, Zambrano recurre al principio budista de que todo está en continuo cambio, que atraviesa la obra como un bálsamo y alcanza su máximo poder sanador en la cuarta y última parte: un canto esperanzador a la belleza que podemos encontrar incluso en los lugares más dolorosos.
Todo pasó en los noventa: no solo se acabó el petróleo, sino que de los pozos agotados -y al mismo tiempo de las grandes concentraciones de basura en los océanos- creció la maraña, una forma de vida nueva, capaz de digerir el plástico y tóxica para los seres humanos. Esta gran pandemia casi destruyó la civilización, peor, a medida que avanzó el siglo XXI, la humanidad aprendió a sobrevivir en un mundo ya no globalizado. Un mundo de provincias por el que Federico Stahl, antiguo virtuoso adolescente del piano, se pasea en una gira musical que lo llevará por pueblos oníricos e inquietantes, personajes singulares (como un anciano imitador de Michael Jackson y una estrella enana del porno argentino), carreteras en ruinas dentro de la jungla de maraña y secretos de futuros más extraños aun, que acechan en la espesura, entre piratas postapocalípticos, juguetes perdidos y viejas variaciones para piano.
Este volumen incluye libros fundamentales de Rivas Un millón de vacas, galardonado con el Premio de la Crítica española, Los comedores de patatas, y En salvaje compañía, Premio de la Crítica gallega en unanueva edición revisada por el autor, e incluye también una antología de relatos titulada Los habitantes de la dificultad. Todos ellos proponen una mirada al universo rural alejada del costumbrismo y pueden leerse como metáfora del mundo en que vivimos. Una literatura en la que todo habla, personas humanas y no humanas, y en la que la imaginación es una llave para adentrarse
en la zona de sombra de la realidad.