Agnès Ledig ha encontrado en la naturaleza la inspiración para su nueva novela.
Rodeado de árboles centenarios, Édouard se pregunta qué le habrá empujado a dejar a su mujer plantada en la estación de tren y subirse, sin premeditación alguna, a un autobús siguiendo los pasos de una anciana desconocida. En un segundo, este cambio de rumbo ha hecho bascular toda su vida, así que en vez de estar preparando la cena con su pareja, en ese momento se encuentra en un refugio en pleno bosque de Brocelianda.
En el corazón del mítico escenario artúrico, Édouard no solo se dejará envolver por la magia del lugar, sino que se encontrará con la amable Gaëlle y su hijo Gauvain, que vive encerrado en el silencio por un terrible secreto; con Raymond y sus palabras rimbombantes, y con la joven Âdele, una mujer tan misteriosa como ciertas leyendas.
Tras todos ellos se esconden muchas incógnitas, pero ¿acaso el propio Édouard no guarda también demasiados interrogantes en su interior?
Angela Merkel se retiró hace seis semanas y acaba de mudarse con su esposo, el guardaespaldas y su perrito Putin a una despoblada pero encantadora región del interior de Alemania. Acostumbrada a una vida turbulenta que le llevó a enfrentarse a duros líderes mundiales, situaciones límite y unos tres mil banquetes de Estado, ahora tiene dificultades para concentrarse en la tranquilidad del campo. Dedicarse sólo a hacer pasteles y senderismo va camino de convertirse en un soberano aburrimiento.
Cuando un noble de la zona aparece muerto, una chispa se enciende en Angela: por fin se topa con una situación que necesita ser resuelta y que requerirá de toda su inteligencia. El barón ha sido encontrado en su castillo, la habitación estaba cerrada desde dentro… y hay seis sospechosas.
Tetê acaba de mudarse a casa de sus abuelos en Copacabana, Río de Janeiro. Su padre perdió el trabajo, tuvieron que vender el apartamento familiar y su vida ha dado un vuelco enorme. Además de su intimidad ?ahora comparte espacio con cinco familiares excéntricos y agotadores? también ha perdido todos sus referentes; sin mencionar lo mal que le va en el amor... pero por lo menos le queda su hobby, cocinar y, por supuesto, disfrutar de las delicias resultantes.
La parte positiva es que se ha librado de su antiguo instituto, donde la acosaban por su peculiar manera de ser; la negativa es que ahora le toca volver a empezar en un nuevo instituto donde no conoce a nadie. Tanta novedad la tiene de capa caída. Pero pronto se dará cuenta de que igual estaba siendo un poco dramática; el primer día de clase conoce a Davi, un chico nerd un tanto particular y a Zeca, un chico gay, jovial y extrovertido, cuya actitud positiva es contagiosa.
Con este nuevo grupo de amigos Tetê está feliz, incluso fantasea de nuevo con el amor: Dudu le llama la atención, aunque tampoco es del todo indiferente a Erick, el chico más guapo del instituto...
Álvaro ha cumplido ya los treinta cuando un revés laboral lo devuelve a la casa familiar: allí sigue viviendo su madre y permanecen también, a modo de fantasmas, las promesas de prosperidad de su adolescencia. Sin mucho más que hacer, se propone desentrañar un viejo misterio que empezó cuando él tenía catorce años: la desaparición de una cinta de vídeo sobre educación sexual que les pusieron en clase y que dio pie a otros acontecimientos igualmente inexplicables.
Entre recuerdos dudosos, volvemos con Álvaro al año 1991, a un colegio masculino y concertado en el que se habla de la España del futuro, donde las chicas están a años luz de distancia, los padres y los hijos son incapaces de comunicarse, y madurar significa dejar de hacer preguntas.
La Edad de Tiza es una gran novela de crecimiento disfrazada de novela de intriga: el relato de «la generación más preparada de la historia», de las expectativas y las promesas que vivieron a fondo losboomers y se desvanecieron para los millenials .
La aparición en un campo de golf del cadáver desangrado de una mujer pone en jaque al Grupo de Homicidios de Sevilla: a la víctima le han cercenado los pies.
La inspectora Camino Vargas tendrá que cancelar las vacaciones previstas con Paco Arenas, su antiguo mentor y amor secreto con quien por fin convive, para ponerse a investigar en medio de una ciudad en alerta máxima por las condiciones climáticas y devastada por unas lluvias torrenciales que han dejado varios desaparecidos. Mientras tanto, aumentan las noticias que apuntan a que el asesino apodado el Animalista podría seguir vivo y no estaría actuando solo: unos hombres despellejados en una granja, un sangriento suceso en un acuario y un misterioso robo en el puerto de Huelva parecen dibujar un plan grotesco. Pero pronto toda la brigada se verá implicada en una carrera contrarreloj para rescatar a millones de personas de un peligro mucho mayor del que nadie se había percatado antes.
Mercedes Cebrián decide aprender a tocar el violonchelo a una edad a la que, al parecer, ya es tarde para ser principiante. Emprende así una curiosa aventura acarreando en la espalda un instrumento poco popular en España que la lleva desde academias de música y orquestas de aficionados hasta talleres de luthiers que huelen a cocido recién hecho. La autora indaga en la naturaleza de la música, a la par que observa con lupa y cáustico sentido del humor un pequeño mundo donde desfilan talentos en ciernes o aficionados que luchan para sacarle buen sonido a sus instrumentos. Y por el camino nos invita a pasear por una Rusia mental idealizada, con sus instrumentistas y gimnastas virtuosas, por el extraño submundo de los niños prodigio expuestos en las redes por sus madres, o por mesones castizos que sirven platos de toda la vida; desde la España postfranquista hasta la pandémica, en la que, para muchos, dedicar horas a desempolvar una vieja afición ha sido vital para mantener la cordura.
Cocido y violonchelo es ese recinto amplio y cómodo donde la desmesura y la obsesión por las actividades que nos proporcionan placer son atributos de los que enorgullecerse. Este es, en definitiva, un testimonio perspicaz, erudito y ameno de las ganas irrefrenables de sacarle el jugo a la vida.