A sus cincuenta y nueve años, Valdemar Roos está cansado de la vida: odia su trabajo, apenas se habla con su esposa, su hijo le ignora y no se lleva bien con sus dos hijastras. Pero un buen día, la suerte llama a su puerta: el número que juega cada semana a la lotería, el mismo que jugó su padre toda su vida, resulta el ganador, lo que le da la oportunidad de empezar de nuevo. Sin compartirlo con nadie, abandona su trabajo y se compra una pequeña cabaña en la remota campiña sueca. Todos los días viaja a su oasis particular y regresa cada noche a su ordenada y aburrida vida. Por primera vez en mucho tiempo, Valdemar es feliz. Sin embargo, la llegada de una misteriosa joven está a punto de cambiar sus días para siempre.
El inspector Gunnar Barbarotti ha sufrido un accidente doméstico y, en el hospital, una de las enfermeras le pide consejo ya que su marido, Valdemar Ross, ha desaparecido sin dejar rastro. Barbarotti no parece estar muy interesado en el tema, hasta que aparece un cadáver cerca de la cabaña del señor Ross, lo que le convierte automáticamente en el sospechoso principal de un asesinato.
Una mañana, el propietario de una furgoneta gastronómica ambulante aparece apuñalado en su interior. El vehículo está aparcado en una céntrica plaza, junto a otros de las mismas características. Todos participan en unas jornadas festivas que organiza el Ayuntamiento de Barcelona. Ningún testigo ha oído o visto nada durante la noche.
Tras las primeras pesquisas, los encargados del caso, la inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín Garzón, sólo cuentan con una pista: los vecinos de las furgonetas cercanas a la del crimen aseguran que, la tarde anterior, una mujer hizo una gran compra en el negocio de la víctima. Poco después descubren quién es esa clienta, y tan importante es el descubrimiento que encontrarla se convierte desde ese momento en una prioridad. Sin embargo, parece que una mano misteriosa sigue a los detectives amenazando con violencia a cualquier persona a la que interroguen. Petra y Garzón se enfrentan a un criminal que intentará por todos los medios que el enigma no se resuelva.
Cuando Berta enviuda del diplomático inglés Geoffrey Lennox, regresa a su vida en Barcelona tras pasar muchos años en diversos consulados y embajadas internacionales. Se instala en un piso del barrio de Sarrià y no tarda en conocer a su vecino de abajo, Leopoldo Sabaté, un anciano que toca el chelo por las noches. Un día Berta deja de escuchar la relajante melodía, se adentra en el apartamento de su vecino y lo halla muerto supuestamente por un golpe al caer. Dispuesta a llamar a la policía, sus ojos se posan en una B grabada en el instrumento. Sabaté le ha dejado un mensaje. ¿Y si no fue un accidente? A partir de este momento se verá involucrada en una trama de asesinatos que se extiende por parte de la geografía europea, y Berta pondrá todo su empeño en descubrir qué se esconde detrás.
Clitemnestra es una princesa de Esparta, es fuerte, apasionada y con carácter. Su matrimonio con el rey Tántalo, de quien admira su inteligencia y curiosidad, pronto es bendecido con un hijo. Viven en paz hasta que Agamenón, el hermano del rey Menelao y esposo de su hermana Helena, se encapricha de Clitemnestra y decide asesinar al rey Tándalo y al bebé para poder casarse con ella. Rota por el dolor, durante años Clitemnestra soñará con la venganza, un sentimiento que crecerá alimentado por el horror y la impotencia cuando Agamenón, tras consultar al oráculo de Delfos, ofrezca a los dioses en sacrificio a su hija Ifigenia. Hasta la llegada de Egisto, nacido del incesto y de la violencia, que se convertirá en el amante de Clitemnestra y juntos pondrán fin a la vida de Agamenón.
El verano se acerca a su fin y Whitney y Jacob han organizado una barbacoa para sus vecinos, a la que asisten Blair, la mejor amiga de Whitney, con su marido e hija; y Rebecca y Ben, una pareja sin hijos. Mientras la anfitriona se divide entre su trabajo, la necesidad de atender a sus invitados y su incontrolable hijo Xavier, la anciana Mara, que ha preferido no asistir al evento, observa la fiesta desde su jardín, buscando los pequeños aviones de papel que Xavier le lanza desde su ventana por las noches. Cuando la madre pierde los nervios con el niño, todos optan por no darle importancia, una decisión que tendrán que revisar cuando, una madrugada meses más tarde, el pequeño caiga misteriosamente desde su ventana.
Mientras Xavier lucha por su vida, las mujeres de la calle Harlow se enfrentan a un dilema: continuar como si nada hubiera pasado o hacer caso por fin al rumor de su intuición, que destapará secretos que ninguna quería afrontar.
Ashley Audrain vuelve con una exploración de la amistad femenina, la envidia, los deseos potenciados y acallados por la maternidad y la inexorabilidad de la propia intuición en un thriller estremecedor de lectura urgente.
Las emociones de un padre ante la iniciación verbal de su hijo impulsan este libro repleto de hallazgos. Sus páginas exploran el enigma de los aprendizajes esenciales que jamás recordaremos: empezar a caminar, hablar, formar la identidad y organizar nuestra memoria. Construyendo un luminoso relato lírico, su voz rinde tributo a la primera infancia y a la lengua misma, fruto de un raro equilibrio entre enamoramiento y reflexión.