Elena Poniatowska cuenta la intensa vida de Lupe Marín, musa legendaria y testigo excepcional del mundo artístico en el México del siglo xx.
Elena Poniatowska vuelve a convertir en novela una sólida investigación, un relato contado por sus actores a lo largo de décadas, junto a documentación fundamental para iluminar y reconstruir una existencia llena de pasión y de furia. Diva y musa por derecho propio, esposa legendaria, cocinera magnífica, madre tormentosa y viuda trágica, Lupe Marín (1895-1983) fue testigo excepcional y parte indispensable de algunas de las vidas extraordinarias que dieron forma al arte mexicano del siglo xx.
Casada con Diego Rivera y con el poeta y crítico Jorge Cuesta, el más distinguido de los escritores del grupo Contemporáneos, Lupe Marín vio refulgir su obra y la de otros creadores como Frida Kahlo, Rafael Coronel, Xavier Villaurrutia y Juan Soriano, además de ejercer una influencia poderosa sobre sus hijos y nietos, herederos de un legado tan brillante como imperioso. Un gran mural de una época en la que el mundo se reinventaba y México era uno de los territorios donde parecía que podía construirse la utopía o donde al menos podía obtenerse la inspiración para alcanzarla.
Adelaida Falcón, una maestra caraqueña, fallece tras una larga enfermedad. Su hija Adelaida, de treinta y ocho años, no tiene a nadie y vive en una ciudad donde la violencia marca el ritmo diario de la existencia. Poco tiempo después del entierro, encuentra su casa tomada por un grupo de mujeres a las órdenes de la Mariscala. Llama a la puerta de su vecina sin hallar respuesta: Aurora Peralta, a quien todos llaman «la hija de la española», ha muerto. En la mesa del salón, una carta le comunica la concesión del pasaporte español: un salvoconducto para huir del infierno.
La hija de la española es el retrato de una mujer que escapa a todos los estereotipos enfrentada a una situación extrema. Con su primera novela, la periodista Karina Sainz Borgo, se ha convertido en la gran noticia literaria del año.
Un triple asesinato en un hotel elegante de París. Una caja fuerte desvalijada. Todas las sospechas recaen en Arsène Lupin, aunque se lo cree muerto por un disparo de Herlock Sholmès.
Al lado del cadáver del millonario Kesselbach aparece una tarjeta de visita de Arsène Lupin. Opuesto a las teorías del fiscal general y el ministro del interior, el jefe de policía Lenormand defiende la inocencia del ladrón en el caso y dirige las pesquisas hacia una banda misteriosa: el asesino del estilete y su cómplice, el mayor Parbury, alias Ribeira, alias el barón Attenheim.
Como cajas chinas, las dobles identidades se suceden, así como las pistas contradictorias y desconcertantes. Mientras persigue la verdad para salvarse de una acusación de triple asesinato, Lupin concibe un plan megalomaníaco que tiene como centro quién se hará con el dominio de Europa.
Pero detrás de la confusión hay un cerebro tan poderoso como el de Lupin. Desde las sombras, actúa su archienemigo invisible, el temible LM. Sus golpes son tan inesperados y sorpresivos que ni el mismo Lupin podrá preverlos.