¿Por qué regresa Urania Cabral a la isla que juró no volver a pisar?¿Por qué sigue vacía y llena de miedo desde los catorce años?¿Por qué no ha tenido un solo amor? En La Fiesta del Chivo (2000) asistimos a un doble retorno. Mientras Urania visita a su padre en Santo Domingo, volvemos a 1961, cuando la capital dominicana aún se llamaba Ciudad Trujillo. Allí un hombre que no suda tiraniza a tres millones de personas sin saber que se gesta una maquiavélica transición a la democracia. Con un ritmo y una precisión difícilmente superables, este peruano universal muestra que la política puede consistir en abrirse camino entre cadáveres, y que un ser inocente puede convertirse en un regalo truculento.
Esta es la historia azarosa de un proyecto en el que Raúl Zurita ha empeñado la mitad de su vida. En 1983, tras haber cambiado para siempre la poesía chilena con Purgatorio y Anteparaíso, Zurita comenzó a escribir La Vida Nueva, libro con el que cerraría una trilogía poética de proyecciones inauditas. A pesar de trabajar en él durante más de una década, tan solo pudo ver publicada una versión reducida en 1994, tras lo cual los manuscritos se extraviaron. Cuando, por fortuna, Zurita logró recuperarlos gracias a un coleccionista, el proyecto inicial se reveló ante él en toda su magnitud.
Hoy, más de veinticinco años después, se presenta por fin la edición final de La Vida Nueva. Un libro -un universo- donde los vecinos anónimos, los ríos que hablan y padecen y aman, las fotografías de un país desolado, los detenidos desaparecidos, las ciudades, los sueños, el amor, y la «hermana luna», la «hermana noche» y la «hermana muerte» se entrelazan en un canto delirante que le devuelve a la poesía el aliento épico y la grandeza, y que confirma a Zurita como una de las más grandes voces de la poesía contemporánea.
«En esta noche sin igual concluyen cuatro años de una guerra monstruosa y de una lucha indecible en la que Francia bregaba con su vergüenza y su rabia. Quienes nunca perdieron la esperanza ni en sí mismos ni en su país hallan bajo este cielo su recompensa. Esta noche vale sobradamente un mundo, es la noche de la verdad.»
En 1944 Albert Camus ya había publicado El extranjero y El mito de Sísifo, pero fueron sus artículos en Combatlos que lo dieron a conocer y le hicieron emerger como un líder moral e intelectual. Entre el otoño de 1943 y junio de 1947, fue redactor jefe y editorialista de este periódico de la Resistencia. Sus textos nos ofrecen el lúcido testimonio de un periodista consciente de sus responsabilidades tanto durante la ocupación como tras ella, cuando hubo que repensar la vida cotidiana y al mismo tiempo dibujar el futuro de Francia y Europa.
Empeñado en introducir la moralidad en la política, Camus reacciona ante temas y acontecimientos como las deportaciones, la liberación, la justicia para los colaboracionistas, el regreso de los prisioneros de guerra, la escasez de alimentos, el papel de las instituciones internacionales en la posguerra, las injusticias coloniales (y, en particular, el problema de Argelia) y la situación de la prensa.
Más de setenta años después de su publicación, estos textos siguen resultando conmovedores y muy impresionantes, y oímos en ellos la voz apasionada de un escritor dispuesto a participar en la Historia con su intenso afán de justicia, libertad y verdad.