Haplo, el patryn liberado del Laberinto, es enviado por el Señor del Nexo a Pryan, el reino del fuego. A bordo del Ala de Dragón, Haplo cruza la Puerta de la Muerte y se dirige a ese sofocante reino donde la permanente luz solar y la abundancia de lluvias ha dado lugar a una jungla exuberante, tan inmensa que los humanos y los elfos viven en las copas de los árboles y sólo los enanos residen en las proximidades del suelo.
El mandato que lleva Haplo es sembrar el caos entre los habitantes de Pryan y preparar así el terreno para que los patryn puedan dominarlo. Sin embargo, las constantes guerras ya han conseguido este objetivo. Los enfrentamientos y el odio racial, mantenidos durante generaciones, no cesarán ni siquiera bajo la amenaza de aniquilación a manos de los legendarios titanes.
Al grito de: «¡Muerte!» y armado con una magia lo bastante poderosa como para rivalizar con la del propio Haplo, un sacerdote humano y su dragón cabalgan a la vanguardia de la destrucción. La salvación de Haplo depende de su capacidad para vencer a los titanes..., pero todavía no conoce la manera de arrasar a esos gigantes renegados.
La maestría de Hearn para traducir e interpretar las tradiciones orales de cada nación, junto con su excepcional talento narrativo, nos brinda una colección de relatos, algunos de ellos inéditos en nuestro idioma, que reflejan de manera excepcional las creencias, mitos populares y leyendas ancestrales de estas culturas milenarias. Un libro que nos invita a adentrarnos en un mundo repleto de magia, misterio y sabiduría y que rinde homenaje al arte de contar historias. En Lafcadio Hearn por las rutas de la seda celebramos, no solo la riqueza y diversidad de la narrativa Oriental, sino también el legado imperecedero de Koizumi Yakumo, el escritor que más ha contribuido a exportar la cultura japonesa y oriental a Occidente.
El mundo de Tue gira en torno a la granja. Allí, al final de una larga y polvorienta carretera, vive con sus padres y sus hermanos. Tienen ocho perros, unas cuantas vacas y un montón de cadáveres de animales apilados en la parte trasera del patio.
Encima de la cama de Tue, una estrella fosforescente está pegada con chicle. Su padre, un tipo bastante colérico, lee el periódico en orden inverso, siempre empezando por las esquelas. Su madre se dedica a jugar a las cartas online y apenas habla, aunque tiene una voz hermosa.
El desayuno consiste en pan duro con mantequilla y azúcar. La familia está en bancarrota, pero, gracias a la cría de perros, la venta de dientes de oro o el robo de cables de cobre, de vez en cuando pueden permitirse una botella de vino D.O. California y eso les hace sentirse como de vacaciones. Pero Tue anhela más, y lo único que lo mantiene a flote es su creatividad y su ingenio.