La primera vez que papá murió todos pensamos que estaba fingiendo». Así comienza el extraordinario debut literario de Manuel Jabois, una historia que ahora, gracias a la genial adaptación gráfica de Bartolomé Seguí, podemos revisitar bajo una mirada nueva, con unos personajes que traspasan la página y un final que se quedará con el lector para siempre.
Malaherba cuenta la historia de Tambu, quien, junto a su mejor amigo Elvis, Claudia y su hermana Rebe, atraviesa los últimos días de niñez, esos en los pasan cosas a las que todavía no se sabe poner nombre. Por el camino descubrirá las muchas caras del amor y la muerte, y que, a menudo uno comprende lo que siente cuando ya es demasiado tarde.
Si hay algo que Bast sabe hacer es negociar. Verlo hacer un trato es ver trabajar a un artista..., pero incluso el pincel de un maestro puede errar. Sin embargo, cuando recibe un regalo y lo acepta sin ofrecer nada a cambio, su mundo se tambalea. Pues, aunque sabe regatear, no sabe deberle nada a nadie.
Desde el amanecer a la medianoche, durante el transcurso de un día, seguiremos al fata más encantador de la Crónica del Asesino de Reyes mientras baila con el peligro una y otra vez con asombrosa gracilidad.
El estrecho sendero entre deseos es la historia de Bast. En ella, nuestro protagonista sigue a su propio corazón, aunque sea en contra de su buen juicio. Porque, al fin y al cabo, ¿de qué sirve la cautela si lo mantiene a uno alejado de la aventura y del placer?