De viaje reúne los textos que Virginia Woolf escribió cuando estaba de viaje, muchos de ellos inéditos en castellano.
Este volumen reúne, por primera vez en español, los textos que Virginia Woolf escribió cuando estaba de viaje, tanto en su diario como en sus cartas, y ofrece al lector mucho material que no ha sido traducido previamente a nuestro idioma. Como señala Patricia Díaz Pereda (quien se ha encargado de la edición y traducción de este libro): «El lector de estas páginas asistirá a la evolución tanto de la mujer como de la escritora, a través de una variedad de estilos, desde las descripciones detalladas a las notas lacónicas, casi taquigráficas, de algunos de sus diarios de viaje en los últimos años de su vida». En De viaje acompañaremos a la escritora en sus periplos, de 1882 a 1939, por el interior del Reino Unido, a lugares como Sussex, Cornualles o su amado Londres, y hasta Italia y la Riviera, las montañas griegas y el sur de España.
¿Hacia dónde nos lleva la estela de lo que callamos?
Nochebuena de 1959, Altos de Adelaida, Australia. Al final de un día caluroso, en los alrededores de la mansión de la familia Turner, un repartidor realiza un descubrimiento espeluznante. Comienza una investigación policial y el pequeño pueblo de Tambilla se ve sacudido por uno de los casos de asesinato más desconcertantes y dolorosos de la historia de Australia del Sur.
Sesenta años más tarde y después de haber perdido su empleo en el periódico, Jess recibe una llamada inesperada por la que decide abandonar Londres y regresar a Sídney. Su abuela Nora, con quien se crio, ha sufrido una caída y está ingresada. El recuerdo de su querida abuela contrasta con la realidad al encontrar a una mujer frágil y desconcertada.
Sin nada que hacer en casa de Nora, Jess se dedica a curiosear y encuentra un libro que detalla la investigación policial de una tragedia ya olvidada: la de la familia Turner. Mientras lo hojea, descubre una asombrosa conexión entre su familia y aquel suceso. Desde entonces la búsqueda de la verdad será el único camino posible.
Después de cinco años desde su última publicación, Kate Morton, autora del bestseller internacional El jardín olvidado, vuelve a las librerías con una novela perdurable, una arquitectura de intrigas constantes que deslumbra y conmueve.
Más de 16.000.000 de ejemplares vendidos
«Kate Morton despliega su elegancia y destreza narrativas como si fueran las velas de un barco. Una historia en la que sumergirse y, simplemente, disfrutar».
María Oruña
¿Hacia dónde nos lleva la estela de lo que callamos?
Nochebuena de 1959, Altos de Adelaida, Australia. Al final de un día caluroso, en los alrededores de la mansión de la familia Turner, un repartidor realiza un descubrimiento espeluznante. Comienza una investigación policial y el pequeño pueblo de Tambilla se ve sacudido por uno de los casos de asesinato más desconcertantes y dolorosos de la historia de Australia del Sur.
Sesenta años más tarde y despues de haber perdido su empleo en el periódico, Jess recibe una llamada inesperada por la que decide abandonar Londres y regresar a Sídney. Su abuela Nora, con quien se crio, ha sufrido una caída y está ingresada.
Triple Nueve se ha llevado al hermano de Sasha y le arrebató el corazón a Maria.
Asolado por las ramificaciones de un mundo tecnomágico desaparecido hace treinta años, Triple Nueve avanza renqueante, degenerando en paranoia y veneno. Sasha Vasnetsov pensaba que había escapado de todo eso pero, cuando recibe la noticia de que a su hermano mayor lo ha encarcelado la policía secreta, se arrastra de nuevo a la locura con un objetivo muy sencillo: rescatar a su hermano.
Sasha recurre a la ayuda de Maria Kamenaya, una antigua combatiente con cientos de enemigos muertos confirmados y a la que traicionó el propio país al que servía. En este viaje ambos van a recuperar lo que les han quitado… en la tierra sin ley de los estados decapitados… en la tierra… de los reyes muertos.
Un guionista en plena crisis creativa y conyugal acaba de llegar —acompañado de su mujer y de su hija— a una flamante casa de montaña. Es diciembre. El frío blancoazulado de los glaciares, los bosques ocultos por una espesa bruma, el fluir de un río y un profundo y silencioso valle prometen, al fin, un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad para finalizar un guion que se le resiste y para intentar reconciliarse con su mujer.
Sin embargo, algo pasa en la casa. Poco a poco los contornos de la realidad comienzan a difuminarse y lo que parecía una escapada idílica se convierte en una inquietante espiral de comportamientos disfuncionales.
Deberías haberte ido es una lectura sobrecogedora. Un relato claustrofóbico donde la realidad se tiñe de surrealismo y el terror no se presenta con sobresaltos, sino como un siniestro sueño cuyas piezas no acaban de encajar.
Hay historias de amor que hacen que nos reencontremos con nuestros propios miedos, con nuestras propias ilusiones, con nuestra propia historia. Esta es una de ellas.
Solo cuando nos enfrentamos al pasado, podemos sanar un corazón roto.
Alguien debía de haber calumniado a Elfriede Jelinek porque el fisco alemán se presentó un buen día en su casa. Escarbaron en sus papeles, indagaron en su vida repartida entre Múnich y Viena, buscaron pruebas con las que llevarla a juicio y condenarla. La investigación quedó en nada. De la experiencia sufrida surgió, en cambio, este coro de voces espectrales, música huracanada que arrastra todo a su paso, revuelve los papeles y trastoca pasado y presente. Jelinek exhuma la historia de sus parientes perseguidos por el nazismo y levanta acta de acusación contra las hipocresías múltiples del poder, los esquiadores felices, los futbolistas que regatean impuestos y las muchedumbres dichosas que toman el sol en la playa y olvidan las vidas ahogadas en las aguas en las que se bañan.
Look, the song whispered to me, that day in my living room. Life can be so big.
It’s a Friday night in a campus bar in Berkeley, fall of 2000, and Percy Marks is pontificating about music again. Hall and Oates is on the jukebox, and Percy—who has no talent for music, just lots of opinions about it—can’t stop herself from overanalyzing the song, indulging what she knows to be her most annoying habit. But something is different tonight. The guy beside her at the bar, fellow student Joe Morrow, is a songwriter. And he could listen to Percy talk all night.
Joe asks Percy for feedback on one of his songs—and the results kick off a partnership that will span years, ignite new passions in them both, and crush their egos again and again. Is their collaboration worth its cost? Or is it holding Percy back from finding her own voice?
Moving from Brooklyn bars to San Francisco dance floors, Deep Cuts examines the nature of talent, obsession, belonging, and above all, our need to be heard.