La casa de caramelo, que culmina el ambicioso proyecto narrativo de Jennifer Egan iniciado con El tiempo es un canalla (Premio Pulitzer en 2011), cuenta la historia de Bix Bouton, un brillante empresario informático en horas bajas que acaba patentando una exitosa herramienta tecnológica que permite acceder a nuestros recuerdos y compartirlos, y que ha seducido a miles de personas. Con una asombrosa variedad de recursos narrativos, Egan pone el foco en el mundo digital y de las redes sociales y nos cuenta la historia de diversos personajes que buscan una conexión real en un mundo cada vez más digitalizado e hiperconectado.
En Seúl, una mujer asiste a clases de griego antiguo. Su profesor le pide que lea en voz alta pero ella permanece en silencio; ha perdido la capacidad del lenguaje, así como a su madre y la custodia de un hijo de ocho años. Su única esperanza de recuperar el habla es mediante el aprendizaje de una lengua muerta.
El profesor, que acaba de regresar a Corea después de pasar media vida en Alemania, se encuentra dividido entre dos culturas y dos lenguas.También él afronta pérdidas: su vista empeora irreversiblemente a cada día que pasa, y convive con el miedo de saber que, cuando llegue la ceguera total, perderá toda autonomía.
Con una belleza inusitada, las voces íntimas de estos dos protagonistas se intercalan y se cruzan en un momento de desesperación. ¿Será posible que encuentren en el otro el modo de salvarse, que la oscuridad dé paso a la luz y el silencio a la palabra?
Nayeli, una joven tehuana que ha huido de su hogar, llega a la ciudad de México desamparada. Gracias a sus maravillosos dotes en la cocina encuentra un lugar en la Casa Azul, donde Frida Kahlo vive prácticamente aislada desde el fatal accidente que la dejó paralítica. Entre sabores, aromas y colores, la pintora y su nueva cocinera inician una amistad que marca profundamente el destino de ambas. Muchos años después en Buenos Aires, donde Nayeli se asentó y formó una familia tras la muerte de Frida, la nieta de la cocinera descubre un secreto que puede cambiarle la vida: la existencia de un misterioso cuadro donde su abuela es la protagonista, pero cuyo autor se desconoce.
Florencia Etcheves ha conseguido recrear el lado más humano de Frida Kahlo, al mismo tiempo que traza una poderosa novela donde las intrigas, los amores y las envidias tejen una entrañable historia de amistad y lealtad entre dos mujeres unidas por el destino.
«Una de las voces más personales, controvertidas y exuberantes de la literatura actual en español».
Jurado del Premio FIL de Literatura
Entre ironías, burlas, improperios, maldiciones, blasfemias, este librito sin pretensiones hará reír a muchos e iluminará a montones. Trata modestamente de apresar el cambio frenético que se ha apoderado del mundo. Su autor vive en la Luna y desde allá dispara. Es un francotirador lunático que abre fuego contra el que sea: presidentes, papas, reguetoneros, raperos, médicos... Y con especial delectación contra las reverendas madres, perpetuadoras de la especie, su blanco predilecto. Apunta desde arriba el selenita contra sus soldaditos de plomo, dispara y van cayendo allá abajo unos tras otras. ¡Qué puntería! ¡Qué masacre!
«A un paso de que la humanidad desaparezca por el exceso de gente, el derretimiento de los polos, la crecida de los mares y la gran fiesta nuclear que viene, juzgo oportuno enrostrarle al hombre lo cruel y atropellador que ha sido con los animales y enterarlo de la dicha inmensa que me causa su castigo y próxima desaparición». Eso dice, eso anuncia, oigámosle.
Es de noche y en el puerto de Barcelona un guardia hace su ronda cuando su pastora alemana se para en seco a olfatear desesperadamente un contenedor. Al llegar, los mossos d’esquadra hallan en su interior a una mujer en posición fetal, inconsciente y deshidratada. Tiene una brecha en la sien, quemaduras en la cara y el cuerpo, y no recuerda quién es ni cuál es su lengua materna, pero está viva. Mientras se recupera en el Hospital Clínic, un hombre intenta asesinarla. La inspectora Anna Ripoll, experta en trata de mujeres, parece haber dado con su identidad y su dirección: Alicia Garone; 19, rue du Chariot, Lyon. En la ciudad francesa el inspector Erik Zapori busca el modo de librarse de la investigación a la que asuntos internos lo está sometiendo por delitos de corrupción y proxenetismo. Nada mejor que viajar a España a ayudar en la resolución de un caso, aunque puede que este sea el más complejo de su vida.