En este estuche único figuran tres obras fundamentales de Sherlock Holmes, el detective más famoso de la literatura. En Estudio en escarlata vemos su primer caso, en el que se interna por las callejuelas de Londres con ayuda de Watson, tras las misteriosas pistas que deja un asesino sediento de venganza. Por su parte, Las aventuras de Sherlock Holmes y Las memorias de Sherlock Holmes reúnen los relatos breves del emblemático personaje.
Acompañadas por las ilustraciones originales de Sidney Paget, como lo estuvieron en la revista The Strand a finales del siglo XIX, estas historias permiten saborear el atractivo original de unos libros que consagraron inmediatamente al autor.
La intriga de esta novela está basada en la idea de un crimen sin móviles, un crimen perfecto: dos desconocidos acuerdan asesinar cada uno al enemigo del otro, forjando así una coartada indestructible. Bruno viaja en el mismo tren que Guy. Empiezan a conversar y Bruno, demoníacamente, fuerza a Guy a desvelar su punto débil, la única grieta en su ordenada existencia: Guy quisiera librarse de su mujer, que le traicionó y que puede obstaculizar su prometedor futuro. Bruno le propone un pacto: él matará a la mujer y Guy, a su vez, al padre de Bruno, a quien éste odia. Guy rechaza el plan, pero no así Bruno, quien, una vez cumplida su parte, reclama al horrorizado Guy que cumpla con la suya. Adaptada al cine por Alfred Hitchcock, Extraños en un tren lleva a cabo una indagación escalofriante en la perturbada mente de Bruno, pero lo que más le interesa a Patricia Highsmith es la relación entre éste y Guy. Y es ahí donde la novela prefigura la obsesión de su obra futura: ¿hasta qué punto no está la insania de Bruno agazapada también en Guy? ¿Cuán cercana es la amenaza de la irracionalidad en todos nosotros?
Guy Montag es un bombero, pero en Fahrenheit 451 la misión de estos no es sofocar incendios sino quemar libros, un objeto prohibido porque es causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Los cinco títulos hasta ahora publicados de «Canción de hielo y fuego», Juego de tronos, Choque de reyes, Tormenta de espadas, Festín de cuervos y Danza de dragones, llegan a las librerías en una nueva edición que conquistará tanto a los fans de esta saga épica como a aquellos que esperan la oportunidad perfecta para adentrarse en sus páginas por primera vez.
«Larga vida a George Martin... Sacerdote literario, sabedor de su don para el personaje complejo, el lenguaje vívido y la visión salvaje de los mejores narradores.»
The New York Times
Publicado por primera vez en Italia en 1958 y firmado con el joyceano pseudónimo de Dedalus, Filósofos en libertad supuso el sorprendente debut de Umberto Eco en un género que él mismo definió como «ensayo ligero». El libro, que puede leerse como una hilarante introducción en verso a la historia de la filosofía y también como un juego para iniciados, tiene su origen en las viñetas que Eco dibujaba durante los congresos de filosofía a los que asistía en su juventud. A estas viñetas añadió luego los «poemillas» que las acompañan. Aunque siempre los consideró meros divertimentos, también insistía en su absoluto rigor científico. «Bromear, sí, pero seriamente» es la consigna del autor en un prólogo escrito muchos años después, recogido en un volumen firmado ya con su nombre ―y que por primera vez se traduce al castellano en esta edición―, al que se sumaban una serie de piezas sobre Marcel Proust, James Joyce y Thomas Mann (por quienes sentía auténtica devoción), junto a varios apéndices escritos a lo largo de las décadas y que versan sobre otras cuestiones, igualmente pesadas (en el sentido etimológico del término), con la misma y casi necesaria levedad.