Sicilia, 1860. El tiempo parece discurrir con parsimonia en estas tierras, marcadas por los ritmos de una campiña de árida belleza y un orden social inamovible, cuya cúspide ocupa la aristocracia terrateniente. Pero la historia está a punto de dar una sacudida con el desembarco de Garibaldi. Don Fabrizio, príncipe de Salina, hombre imponente, orgulloso, sensual y lúcido, patriarca de una de las familias más poderosas de la isla, contempla impertérrito estos tiempos convulsos que acaso supongan el hundimiento de su mundo o tal vez traigan cambios que en realidad permitirán que todo siga igual. Mientras tanto, su impetuoso sobrino Tancredi abraza la causa garibaldina y se enamora de la bella Angelica, hija de un advenedizo social... Recibida en su día con polémica, la única novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa es hoy ya un clásico indiscutible, que recuperamos en una nueva edición que incluye posfacio de Carlo Feltrinelli.
Solo el amor es capaz de vencer al tiempo, el olvido y la guerra.
Las Palmas, 1918. Marcela Riverol y su familia tratan de sobrevivir al hambre mientras se suceden los combates entre británicos y alemanes en aguas del archipiélago canario, bloqueado por los submarinos germanos. Hans Berger, teniente de la Marina alemana, es encontrado a la deriva y llevado malherido a casa de los Riverol. Marcela lo cuidará con la ayuda de Herminia, una anciana de pasado misterioso y con fama de bruja. Cuando Hans debe volver a la guerra, el vínculo con Marcela será tan fuerte que cambiará sus vidas para siempre.
Una épica novela que narra el bloqueo que sufrió Canarias durante la Primera Guerra Mundial y el naufragio del Valbanera, el mayor siniestro naval español en tiempos de paz.
Una historia de amor que cruza océanos y atraviesa la primera mitad del siglo XX.
Una muerte en el metro de Londres, una enigmática nota, un barco y unos diamantes son las piezas de un misterioso rompecabezas que solo la hija de un arqueólogo podrá recomponer. Descubre una de las novelas más icónicas de la Gran Dama del misterio en el centenario de su publicación.
Anne Beddingfeld, hija de un eminente antropólogo que acaba de fallecer, es una joven en busca de aventuras. Estas, para su sorpresa, no tardan en llegar: en la estación de metro Hyde Park Corner de Londres es testigo de la muerte de la caída de un hombre a las vías. Un misterioso individuo de traje marrón, que asegura ser médico, examina el cuerpo y, tras confirmar que el hombre ha fallecido, desaparece entre la multitud dejando caer una nota con las misteriosas palabras «Kilmorden Castle». Al día siguiente, en el mismo barrio, una mujer desconocida aparece asesinada y Anne empieza a sospechar que ambos sucesos están relacionados. El misterio está servido.
Formidable escritor y poseedor de una personalidad arrolladora, Gilbert Keith Chesterton convirtió la paradoja y el sarcasmo en sus principales armas literarias.
Las historias de El hombre que sabía demasiado nos presentan a Horne Fisher, un investigador que no resuelve los crímenes gracias a su ingenio ni a sus dotes deductivas, sino por sus conocimientos sobre los entresijos de la política británica y por su intrincada red de contactos. Pero no es el único personaje peculiar de esta recopilación de relatos que subvierten el género policíaco y al mismo tiempo nos ofrecen una de las mejores obras de uno de los grandes autores que ha dado la literatura inglesa.
Esta selección de cartas dirigidas a la escritora Louise Colet pretende ofrecer una muestra significativa de la teoría literaria innovadora que Flaubert expuso en la correspondencia que dirigió a su amante. La pasión amorosa va destilando la que quizá fue la mayor y auténtica pasión del autor de Madame Bovary: la pasión de la escritura. Flaubert nunca pensó que otras personas leerían estas misivas años después, y esa libertad y espontaneidad con que están escritas permiten que sean de lectura ágil y atractiva. La revolucionaria teoría literaria que expone en ellas, así como el proceso de creación de sus novelas adquieren una cercanía y expresividad sorprendentes. Muchos críticos consideran que la extensa correspondencia de Flaubert (casi cuatro mil cartas) constituye su mejor obra literaria.