¿A qué se debe el extraordinario éxito de los libros de Tony de Mello? "Muy sencillo" decía Pedro Miguel Lamet en septiembre de 1987: "es una manifestación más del hambre de espiritualidad que cunde por el mundo. Ahora bien, este hambre tiene unas características muy especiales. A la gente no le van las fórmulas hechas; las palabritas piadosas que suenan al Ripalda; los caminos trillados que nunca les lograron despertar.
El derecho internacional está hoy en todas partes. Las guerras se libran en su nombre, pero también en su nombre se oponen a ellas los ciudadanos. Se lo invoca para reivindicar derechos, para enjuiciar a genocidas, para distribuir mejor la riqueza o para luchar contra la emergencia climática. Pero, al mismo tiempo, el derecho internacional es también un instrumento del que se valen los poderosos para imponer sus intereses en un mundo cada vez más desigual.
Esta naturaleza incierta del derecho internacional —unas veces política, otras jurídica— es el hilo conductor que sirve a Martti Koskenniemi para analizar las cuestiones más clásicas relacionadas con el orden internacional y examinar conflictos actuales.
Los años de la crisis han llenado las calles de manifestantes indignados (como el 15-M en España) y han sido un revulsivo que ha dado lugar a nuevos movimientos sociales e incluso nuevo partidos. Esta poderosa ola de indignación ha hecho que se tambalearan muchas instituciones, ha desatado las grandes pasiones políticas pero también ha generado un especial desconcierto. Puede que los tiempos de indignación sean también tiempos de confusión. Este libro es un intento de calibrar lo que hay de valioso en todo ello y cuáles son sus limitaciones. Sólo quien ha entendido bien su lógica y lo que la política está en condiciones de proporcionarnos puede evitar las falsas expectativas y, al mismo tiempo, formular sus críticas con toda radicalidad. Este libro intenta contribuir a que entendamos mejor la política porque únicamente así podemos juzgarla con toda la severidad que se merece. En una época de indignación, que cuestiona y critica muchas cosas que dábamos por pacíficamente compartidas, Daniel Innerarity repasa nuestra idea de la política preguntándose si hemos acertado a la hora de definir su naturaleza, a quién corresponde hacerla, cuáles son sus posibilidades y sus límites, si siguen siendo válidos algunos de nuestros lugares comunes, y qué podemos esperar de ella. Intenta que esa indignación no se quede en un desahogo improductivo, sino que se convierta en un motor que fortalezca la política y mejore nuestras democracias.