La acogida excepcional que, hace cinco años, obtuvo la compilación de los artículos aparecidos con el título El dardo en la palabra ha llevado a Fernando Lázaro Carreter a reunir en este volumen los publicados desde 1999 en el diario El País.
Con erudición y agudo sentido del humor, el eminente académico alerta acerca del desconocimiento de los recursos del propio idioma, tan recuente en cuantos gozan de vida pública, y el aluvión acrítico de términos nuevos innecesarios, que hacen peligrar la comunicación entre millones de hispanohablantes. Procurar la estabilidad del español es una labor que corresponde a todos los hablantes con una conciencia crítica. A ellos van destinados estos «dardos».
Un recorrido por la obra de los grandes autores de la literatura occidental de la mano del crítico más riguroso y polemico de nuestro país.
Este volumen recoge una selección de reseñas, artículos, conferencias y prólogos sobre libros y autores "extranjeros" escritos en el transcurso de tres decadas. El conjunto da cuenta de una gran diversidad de intereses, que se proyectan en diferentes epocas, tradiciones y generos. De Lawrence Sterne a V.S. Naipaul, pasando por Stendhal, Musil, Kipling, Malraux, Gombrowicz, Canetti o Iris Murdoch; de William Hazlitt a George Steiner, pasando por Walter Benjamin o Raymond Williams, los nombres aquí reunidos son otros tantos hitos de la particular cartografía que Ignacio Echevarría ha ido configurando como lector conforme desarrollaba su actividad como crítico y editor.
La comunicación con los demás se inicia, prácticamente, a la par que la vida. Los bebés tienen un amplio abanico de necesidades y de señales para transmitírselas a sus padres. Esas señales irán evolucionando del llanto del recién nacido a gestos y, más tarde, a palabras. Sin embargo, hay situaciones donde el niño abandona sus formas de comunicación: las palabras, los gestos e, incluso, la mirada. El presente libro surgió de la necesidad de trabajar con niños no parlantes con regresión emocional. Reúne las aportaciones de diversos autores con experiencia en estos casos en que el silencio tiene un mensaje que es indispensable descifrar.
La asombrosa historia de un niño judío que sobrevivió a los nazis escondido en los bosques de Polonia.
Maxwell Smart tenía solo once años cuando toda su familia fue asesinada. Huyó al bosque, cavó un hoyo para refugiarse y buscó comida en las granjas cercanas para sobrevivir. Con la ropa hecha harapos y la borde de la inanición, escapó repetidamente de la muerte a manos de los nazis. Después de meses en soledad, Maxwell se encontró con otro niño, Janek, quien al igual que Maxwell, era huérfano, y pronto se hicieron amigos. Un día, los niños descubrieron a una bebé, aún viva, en los brazos de su madre muerta.
La épica historia de Maxwell nos muestra cómo un célebre pintor emergió de la brutalidad de la guerra para ofrecer al mundo obras preciosas, en contraste con los horrores de su sufrimiento. El niño del bosque es un documento histórico notable sobre una época atroz que nunca deberíamos olvidar.
Stanley Rosenberg nos invita a explorar el papel determinante que desempeña el nervio vago en nuestros estados psicológicos y emocionales. Esta guía práctica explica cómo multitud de dolencias comunes (desde la ansiedad y la depresiòn hasta las migrañas y el dolor de espalda) están relacionadas con este nervio craneal, y cómo, mediante una serie de ejercicios muy fáciles de realizar, que se ilustran en estas páginas, podemos llegar a regularlo y conseguir una relajación profunda, mejorar el sueño, o recuperarnos de una herida o un trauma. Esta obra propone un nuevo enfoque de sanación que es fruto de la experiencia del autor como terapeuta corporal y de una comprensión del funcionamiento del sistema nervioso autónomo totalmente novedosa en el campo de la neurobiología humana: la teoría polivagal, desarrollada por el prestigioso doctor Stephen Porges, quien escribe el prólogo de este libro.
¿Es usted narcisista? O bien: ¿conoce a alguien que lo sea? Si es así, sabrá que, en contra de lo que afirma la creencia popular, los narcisistas no se aman a sí mismos, y mucho menos a los demás. En realidad se trata de personas que no pueden aceptar su verdadera personalidad, y en su lugar construyen una máscara permanente que esconde su carencia de sensibilidad emocional, su incapacidad para sentir. De hecho, a los narcisistas les preocupa más su apariencia que sus sentimientos.Actúan con frialdad, son seductores y manipuladores, y luchan por conseguir el poder y el control. Pero, en el fondo, al carecer de un sólido concepto de sí mismos, la vida les parece vacía y falta de significado, por lo cual viven en un estado de perpetua desolación.