Los días de la Kenia colonial, inmortalizados por Karen Blixen en Memorias de África, fueron célebres gracias a un excéntrico y fascinante personaje de la alta sociedad: lady Idina Sackville, gran dama de una singular comunidad de hedonistas expatriados blancos que, entre las dos grandes guerras del siglo XX, se instalaron en las tierras altas llamadas Happy Valley. Esa era de lujo y excesos culminó con el misterioso asesinato del conde de Erroll en 1941, cuya investigación exhibió la decadencia y disipación de toda una pequeña sociedad de privilegiados. Pero ¿qué queda ahora de todo aquello? En el curso de una búsqueda excepcional, Juliet Barnes se propuso explorar Happy Valley para localizar las mansiones y guaridas de este extraordinario grupo de personas. Con la ayuda de un pintoresco guía africano, Solomon, representante de una sabiduría ancestral, y los recuerdos de los antiguos colonos y sus empleados, Barnes encuentra al pie de las imponentes montañas los restos de un estilo de vida irrepetible que la literatura y el cine han convertido en mito. En parte libro de viajes, en parte historia social, pero también indagación en la propia memoria, «Los fantasmas de Happy Valley» constituye una insólita y cautivadora evocación de la extraña aventura colonial de África, en la que espacios y personajes adquieren dimensiones casi épicas.
Desde que surgió el primer conflicto, surgió la estrategia. Esta obra dedica especial atención a la práctica y las decisiones estratégicas de las grandes naciones y sus protagonistas.
En sus viajes por el Atlántico los europeos no sólo descubrieron nuevas tierras, sino también nuevos pueblos hasta entonces desconocidos, con sus propias costumbres y religiones. Estos encuentros, que comenzaron en las Canarias en 1341 y prosiguieron en América desde 1492, les planteaban una serie de preguntas: ¿Eran estas gentes descendientes de Adán, del mismo linaje que los habitantes del Viejo mundo, o fruto de otra creación? ¿Poseían un alma y la capacidad de conocer a Dios? ¿Tenían el derecho a ser libres y gobernarse a sí mismos o debían ser tutelados? David Abulafia centra su atención en el aspecto humano de estos encuentros, y en la forma en que se pasó del asombro del descubrimiento de una naturaleza humana común a la práctica de la explotación, sentando un precedente para la posterior conquista europea del mundo. Como ha escrito el profesor Fernández-Armesto, este libro «nos lleva al corazón mismo de una cuestión que importa muy especialmente al mundo actual».
¿Qué podemos aprender del modo en que se llevó la Guerra Fría a una conclusión pacífica?
Cuando el Muro de Berlín se derrumbó en 1989 y se aplacaron a la fuerza las protestas en la plaza de Tiananmén en Pekín, el mundo cambió drásticamente. La Guerra Fría había terminado, surgía un nuevo orden mundial. Después del Muro es un relato audaz y novedoso de este doble momento histórico decisivo y extraordinario que dio lugar al mundo tal como lo conocemos hoy.
Basándose en impresionantes fuentes antes desconocidas, Kristina Spohr muestra cómo el orden mundial cambió de manera pacífica gracias a las decisiones tomadas entre 1989 y 1992 por un pequeño grupo de líderes internacionales, que trabajaron codo con codo para reinventar las instituciones y configurar nuestro mundo de hoy.
La autora analiza desde una perspectiva nueva el papel del presidente estadounidense George H. W. Bush, así como el de figuras como Mijaíl Gorbachov, Margaret Thatcher, Helmut Kohl y François Mitterrand. Además, enmarca la transformación europea dentro del contexto global, entrelazando con pericia las líneas temporales occidental y asiática al comparar los sucesos de Berlín y Moscú con los de Pekín, donde el movimiento prodemocrático fue brutalmente reprimido por Deng Xiaoping, tras lo cual se impulsó otro tipo de comunismo.
El mundo de Putin, Trump y Xi, con una Unión Europea frenética, estados corruptos y una terrible crisis migratoria, tienen su origen en aquella salida global de la Guerra Fría.
Hay muchos libros acerca de los grandes acontecimientos históricos de este siglo: revoluciones, guerras, crisis económicas... Pero no había hasta hoy una auténtica Historia del siglo XX como esta, que los enlaza a todos en una perspectiva global. Para abarcar un panorama tan complejo se requería alguien con la erudición y la sensibilidad de Eric Hobsbawm; alguien que, como él, «vivió» el siglo: que estuvo en Berlín cuando Hitler era proclamado canciller y en Moscú después de la muerte de Stalin; que conoció los movimientos revolucionarios de América Latina y convivió en Cambridge con Turing o con los descubridores de la estructura del ADN.
Este «libro poderoso e inquietante», como lo ha llamado Edward Said, analiza el siglo como una trayectoria cerrada que comenzó en un tiempo de catástrofes (guerras mundiales, crisis económica, revoluciones y fascismo), experimentó una edad de oro y ha acabado en un derrumbamiento. Lo hace con la franqueza de quien, tras la caída del comunismo, ha de explicarse sus propios errores, sin dejar de denunciar los defectos de un sistema que engendra desigualdad y pobreza en un mundo inestable y con una mirada de una amplitud insólita, que no sólo se detiene en los acontecimientos políticos y en la evolución económica, sino que analiza las transformaciones sociales (la gran revolución que ha cambiado las relaciones entre los sexos y las generaciones), los avances de la ciencia y la tecnología, las mutaciones del «gran arte» y la formación de una nueva cultura juvenil. Que nos habla tanto de la batalla de Stalingrado, como de la historia del cine, de los cambios en la vida cotidiana, la crisis de la familia, el desarrollo de la mecánica cuántica o el significado de la «posmodernidad».
El siglo de la revolución nos propone revisar la historia de los cien años que han transcurrido desde la revolución rusa de 1917 para descubrir hasta qué punto el miedo obsesivo a la revolución condicionó mucho de lo que sucedió en el mundo en este tiempo, con respuestas tan diversas como la del fascismo o la del «reformismo del miedo» que, asociado a la gran mentira de la «guerra fría», hizo posible en las décadas que siguieron a la Segunda guerra mundial el desarrollo del estado del bienestar y una larga etapa de paz social. Todo cambió hace unos cuarenta años, cuando la decadencia de la Unión Soviética y la crisis de los partidos comunistas acabaron con los viejos miedos, y comenzó la reconquista del poder por las clases dominantes que ha acabado llevándonos a la situación actual de estancamiento económico y desigualdad social. El siglo de la revolución es un libro que, a través de la historia de los últimos cien años, nos da las claves para entender el mundo en que vivimos.