¿Habría que estudiar el clima para entender también la crisis mundial actual?
Revoluciones, sequías, hambrunas, invasiones, guerras, regicidios... Los desastres que se sucedieron en la segunda mitad del siglo xvii no sólo no tenían precedentes, sino que se propagaron por el globo de una forma atroz. La crisis mundial se extendió desde Inglaterra hasta Japón, desde el Imperio ruso hasta el África subsahariana. El continente americano tampoco escapó a las turbulencias.
El prestigioso historiador Geoffrey Parker ha investigado en archivos del mundo entero (cita alrededor de 2.500 fuentes) y nos muestra aquí unos 700 testimonios de hombres y mujeres que contaron en primera persona lo que vieron y sufrieron durante una crisis política, económica y social que se prolongó desde 1618 hasta los años ochenta del siglo xvii. El autor también ha recogido una enorme cantidad de datos científicos sobre las condiciones climáticas en esa época, y su análisis de estos archivos «naturales» y «humanos» cambia por completo nuestro entendimiento de lo que hasta ahora se había dado en llamar la Crisis General.
La antigua Roma como nunca antes te la habían contado: lo que creías saber, lo que no sabías y mucho más que ni te imaginas.
Asociamos la antigua Roma con batallas, legionarios, acueductos, gladiadores. Emperadores sabios y emperadores locos. Rómulo y Remo, dioses y diosas, cristianos y leones, pan y circo. Señores con toga y señoras con peinados imposibles. Esclavos. Orgías. El Senado, las termas, alcantarillas, letrinas. Pompeya y Herculano, Marco Antonio y Cleopatra, Julio César. ¿Te suena? Pero, ¿seguro que fue como creías? ¿Y si hay mucho más?
En este libro tiramos del hilo para descubrir un montón de piezas poco conocidas, algunas perdidas, descabaladas o mal colocadas, de ese gran mosaico que fue Roma, sobre el que todos todavía caminamos. Te invitamos a reconstruirlo.
El año 1789 marca el nacimiento de la edad Contemporánea y un cambio de paradigma a nivel europeo y mundial que sacudió los cimientos de la historia. En una Francia sacudida por el hambre, la escasez, la guerra y el descontento social, la monarquía de los Borbones encarnados en Luis XVI se convirtió en la receptora de los odios del pueblo y dio comienzo a un proceso de ruptura y evolución que culminó en la redacción de la primera constitución francesa.
Los acontecimientos de aquellos años, que acabarían aupando al poder a Napoleón Bonaparte, fueron un revulsivo que hizo caer monarquías por todo el continente como si de fichas de dominó se tratase y que, andando el tiempo, se demostró como el mayor proceso transformador de los últimos siglos.
Armas, germenes y acero, Premio Pulitzer 1997, cuestiona la prepotente visión occidental del progreso humano y nos ayuda a comprender cómo el mundo moderno y sus desigualdades han llegado a ser como son.
Hace 13.000 años la evolución de las distintas sociedades humanas comenzó a tomar rumbos diferentes. La temprana domesticación de animales y el cultivo de plantas silvestres en el Creciente Fertil, China, Mesoamerica y otras zonas geográficas otorgó una ventaja inicial a sus habitantes. Sin embargo, los orígenes localizados de la agricultura y la ganadería son solo una parte de la explicación de los diferentes destinos de los pueblos. Las sociedades que superaron esta fase de cazadores-recolectores se encontraron con más probabilidades de desarrollo, supervivencia y poder belico.
Juan Eslava Galán, que nos deleitó con su ya mítica Historia de España contada para escépticos, nos sorprende ahora con una historia del mundo igualmente ágil y divertida, provocadora y didáctica, que entre sonrisas o francas carcajadas nos conducirá en breves y sustanciosos capítulos desde el Big Bang que provocó el origen d el universo hasta la globalización y las crisis de nuestros días. Un texto sin desperdicio en el que no falta su habitual estilo sarcástico y siempre provocativo, que despeja cuestiones tan «candentes» como por qué era irresistible Cleopatra o por qué Franco permaneció en el poder gracias a Stalin.
Historia de Roma ofrece una serie de retratos apasionantes y veraces que iluminan en sus justos terminos a los protagonistas de aquella epoca irrepetible.
Los próceres y las personalidades de Roma no eran distintos del común de los mortales. Cesar fue un mujeriego toda su vida y se avergonzaba de su calvicie, pero eso no desmerece su grandeza militar y estadista. Augusto no dedicó todo su tiempo a organizar el Imperio, sino que parte del mismo lo ocupó en combatir la colitis y los reumatismos...