Este volumen recoge una serie de ensayos dedicados a relevantes maestros españoles de pensamiento en el siglo xx. No son todos los maestros de pensamiento que ha habido en España en ese siglo, sino los del autor, aquellos con los que Pedro Cerezo se he formado durante años. Los tres grandes nombres, Unamuno, Ortega y Zubiri, constituyen la gran cordillera de altas cumbres que abre el pensamiento español del siglo xx, poniéndolo a la altura del destino de Europa, y de donde emanan las fuentes más fecundas de nuestra historia intelectual contemporánea. Luego, viene la tríada de herederos de la Escuela de Madrid, José Luis Aranguren, Pedro Laín y Julián Marías, tres relevantes especialistas en Ética, Antropología filosófica y Metafísica respectivamente. Cierra el panorama otra tríada, no menos ilustre, Jaume Bofill, en representación de la Escuela de Barcelona, Luis Rosales, brillante ensayista y gran poeta, y Francisco Ayala, orteguiano e institucionista, que aquí representa el pensamiento social y político de su generación. Los trabajos reunidos en este libro acreditan al profesor Pedro Cerezo Galán como gran especialista de referencia en el área del hispanismo filosófico.
Magia es de esos libros sorprendentes, que trastocan todo lo que creíamos saber sobre un tema. Laurent de Sutter propone un sorprendente cuestionamiento de la idea de «vínculo social».
¿Qué pasaría si el derecho fuera la última manifestación de la magia en un mundo que creía poder prescindir de ella? Este es el curioso interrogante que da pie a este este breve aunque intenso ensayo. Laurent de Sutter se propone indagar, a partir de la aparición del concepto de «vínculo social» en pensadores tan distantes como Rousseau o Durkheim, sobre aquello que nos ata como sujetos y que genera un vínculo, sobre la forma en que se instituye una obligación entre partes y se liga el conjunto de la sociedad.
Con gracia provocadora, de Sutter se mueve entre las ideas de Montesquieu y Giordano Bruno, entre los juristas romanos y Gabriel Tarde, entre Marcel Mauss, los inspiradores del Código Civil y Giorgio Agamben. Alejado de la sociología, su objetivo es desvelar, desde el punto de vista de la filosofía del derecho, el efecto performativo de la obligación que está detrás del vínculo social y su posible vínculo con la magia.
Este es un libro sobre la libertad y sobre la verdad. Y ahora ya podéis reír. Pero no os protejáis en la risa sarcástica, permitíos una risa impertinente. La libertad y la verdad son dos formas de impertinencia necesaria, cuando hemos comprendido que no somos realmente libres ni escaparemos nunca del error ni del engaño. De esto hablan estos textos, y lo hacen de la mano de diversos autores y personajes que han hecho de su impertinencia una forma de pensamiento. Georg Büchner nos presenta a Danton y a Robespierre conversando ante la guillotina. Diderot y Sophie Volland escriben su amor en una eternidad sin Cielo. Joaquim Jordà filma a sus amigos mientras colectivizan la fábrica Numax y Teresa de Ávila corta cebollas en la cocina mientras charla con su inquisidor… El «Torete» de Perros callejeros, Christa Leem, Ixiar Rozas o Santiago López Petit desafían la noche. Se añaden a ellos Albert Camus, conjurando la mentira, y los muertos de las comedias de Eduardo de Filippo, porque todo está lleno de muertos. Entre ellos y muchos más que recorren estas páginas, destaca la voz de mi abuela, Concepció Rubiés i Trias, quien vuelve directamente a nosotros a través de las cartas que escribió cuando tenía dieciocho años y se marchó al exilio. Todas estas voces organizan una cacofonía que es, para mí, una fiesta de la inteligencia, en un tiempo en el que se ha hecho muy difícil sentir la alegría de pensar. Las malas compañías no se escogen, pero se puede decidir seguirlas o no. A mí, siempre me han llevado por buen camino.
París, 1926. Walter Benjamin se enamora de la ciudad, pero ella no le corresponde... Incomprendido y desconocido, en ocasiones se siente profundamente solo. Lo que no le impide empezar a trabajar en la que será la obra de su vida, El libro de los Pasajes. Ese mismo año, André Breton conoce a Nadja, que se convierte en su heroína y lo guía a través de una ciudad de azar y maravilla. Por su parte, cada noche, Ludwig Hohl camina por París, descubriéndola barrio por barrio. Su mirada de extranjero se cruza con la de Léon-Paul Fargue, auténtico parisino, nostálgico y brillante. Y entre ellos aparece también el gran paseante Franz Hessel. París se entrega, se enamora, pero igualmente se aleja, pues el mundo que viene no está preparado para crear un mundo, nos dice Frédéric Pajak. Entre la ironía y la melancolía, este segundo volumen del Manifiesto incierto evoca las sombras de la ciudad, el tiempo previo a la Segunda Guerra Mundial y también la actualidad, el asesinato y la destrucción de París, ese París que ya no existe y ese París que, sin embargo, reclama sangre y cuenta muertos en cada calle en honor a la poesía y a la historia. Una obra épica iluminada por ciento cincuenta deslumbrantes dibujos.
En 1939, como todos los ciudadanos alemanes residentes en París, Walter Benjamin fue internado en un campo de «trabajadores voluntarios» en Nevers. Liberado después de dos meses y medio gracias a la intervención de varios amigos, regresó a París hasta que llegaron las tropas de la Wehrmacht. Entonces huyó y comenzó a vagar por el sur, primero Lourdes, luego Marsella, desde donde intentó en vano embarcarse hacia Estados Unidos. Su viaje continuó por los Pirineos, hasta el puesto fronterizo español en Portbou, donde, amenazado con ser entregado a la Gestapo, se suicidó.
Esta historia se entrelaza con una evocación del poeta estadounidense Ezra Pound, exiliado en Rapallo, en la Italia fascista, cuyas opiniones comparte ciegamente. En Roma, el poeta se encuentra con Mussolini para ponerse a su servicio, pero éste rechaza la propuesta, convencido de tratar con un espíritu perturbado. Detenido en 1944 por los estadounidenses y condenado por traición, fue encerrado en Pisa en una jaula al aire libre, antes de ser internado durante trece años en su país.
¿Por qué un manual? Porque aspira a ser fácil de manejar y fácil de entender y su intención es fundamentalmente práctica. Porque no es un libro oficial, académico o doctrinario, y compendia lo más sustancial de unas cuantas vidas filosóficas. ¿Por qué portátil? Porque es un homenaje a caminantes. La filosofía portátil es un esfuerzo por liberar al pensamiento de la reclusión a la que ha estado sometido por escolásticos y académicos. Un modo de conjurar esa manía erudita de hablar sólo para aquellos que comparten cátedra o facultad. El espíritu de la pesadez infecta como ningún otro al de la filosofía, y el portátil es un soltador de lastre. Prefiere ofrecer ironías, migajas y vislumbres que abran paso a una nueva inteligencia de la vida. Este libro propone recorrer el río de la filosofía a contracorriente, en busca de sus fuentes. El viaje se inicia con el gesto de un antropólogo que, tras estudiar filosofía en París, se va a buscar la verdad entre los «salvajes». Luego, visitamos a los filósofos, contemplando escenas inolvidables: Wittgenstein toma notas en una trinchera, Nietzsche susurra a un caballo, Kierkegaard financia un panfleto anticlerical, Leibniz descubre el amor entre las princesas, Montaigne se encastilla, Plotino oculta su pasado, Sócrates bebe voluntariamente un veneno y Empédocles se arroja a un volcán. Lo que a primera vista podría parecer extraño revistió un profundo sentido para todos ellos. Llamemos a ese sentido filosofía y veamos qué ocurrió.