La civilización presente ha dado rienda suelta a excesos de toda índole. Ya sea en el ámbito personal, social, internacional o planetario, estos excesos son prueba de la pérdida de la justa medida y de la falta de moderación, condiciones fundamentales para que la vida humana tenga el equilibrio mínimo que garantiza el buen vivir.
Este dramático escenario lleva a Leonardo Boff a recuperar un antiguo cuento, El pescador ambicioso y el pez encantado, lleno de enseñanzas, que ilustra bien la condición humana dominada por la dinámica de un deseo ilimitado. Ciertamente, tal como está, el mundo no puede seguir. Por eso es urgente explorar las distintas dimensiones de la justa medida e iluminar las vías de su realización hacia una ética y una espiritualidad nuevas.
Una reflexión radical sobre la primacía del goce desmedido en la sociedad capitalista contemporánea.
La vida contemporánea está definida por los excesos: siempre debe haber más, nunca nada nos parece suficiente. Es imprescindible un excedente de lo que necesitamos para disfrutar verdaderamente de lo que tenemos.
En El plus de goce, Slavoj Žižek argumenta que lo que excede nuestras necesidades es, por su propia naturaleza, insustancial e innecesario. Lo perverso de la cuestión, no obstante, es que sin dicho sobrante no seríamos capaces de disfrutar de lo sustancial y necesario, ni de identificar «la cantidad perfecta» para nosotros. ¿Hay alguna vía de escape al vicioso ciclo del plus de goce o estamos condenados a querer siempre más?
Referenciando desde la película Joker hasta canciones pop, desde Tomás de Aquino hasta la historia de las pandemias, Žižek sostiene que reconocer la sociedad de goce en la que vivimos tal como es puede proporcionarnos una explicación de los impasses políticos en los que nos encontramos hoy en día y plantea que si empezamos a reconocer, aunque sea un poco, que las perlas de «goce» que encontramos en el exceso son vanas y endebles, quizá podremos encontrar una salida.
¿En qué sentido el poder es una bestia magnífica? Michel Foucault no lo piensa como un monstruo frío o un leviatán, a la manera de Nietzsche o Hobbes, sino como un conjunto de dispositivos que hay que analizar para ver cómo funcionan, qué producen, cuáles son sus discursos y sus prácticas. Ahora bien, ¿cuándo y por qué Foucault empieza a interesarse en el poder? A través de entrevistas, conferencias e intervenciones en su mayor parte inéditas o inaccesibles en español, este volumen esclarece las circunstancias políticas y las preocupaciones personales que están en el origen de los libros y de los cursos del autor, y permite situarlos en el marco de una elaboración teórica en constante mutación.
En estos escritos sólo en apariencia laterales, Foucault relaciona con claridad de síntesis los saberes y las luchas: así, por ejemplo, revisa la función de la policía, las interpretaciones del terrorismo y de la violencia política, la dinámica de los nacionalismos, la medicalización de la sociedad, la situación de las instituciones penitenciarias. De estos textos surge un Foucault muchas veces coloquial, que articula sus ideas en el cruce entre la erudición y esa cotidianidad que se desprende de los programas televisivos, de la lectura de los diarios o de los sucesos puntuales en los que ha decidido intervenir.
El criterio de selección de los textos aquí reunidos incorpora los nuevos horizontes de lectura abiertos por los trabajos de Foucault recientemente publicados. En este sentido, el presente volumen busca funcionar como un puente entre sus cursos y sus libros, así como entre sus investigaciones y la actualidad. El poder, una bestia magnífica inicia una serie abierta, que contribuirá sin duda a una mejor comprensión del pensamiento foucaultiano.
EL ANÁLISIS DEFINITIVO SOBRE EL PODER COMO HERRAMIENTA DE CONTROL SOCIAL.
¿Cuál es la clave para entender la naturaleza humana? Para Bertrand Russell la respuesta rotunda es el poder. El poder no solo es el objetivo último de nuestros actos, sino que constituye, además, el elemento más decisivo para el desarrollo de nuestras sociedades.
A finales de la década de 1930, cuando los totalitarismos se propagaban por toda Europa y el mundo estaba al borde de una guerra devastadora, un convencido Russell propuso alternativas racionales e inteligentes para hacer valer la autoridad sin tener que recurrir a extremismos violentos. El resultado es esta penetrante obra en la que analiza la esencia del poder y propone soluciones para que la natural voluntad de entendimiento entre los hombres llegue a su óptima expresión.
¿Cuál es la clave para entender la naturaleza humana? Para Bertrand Russell la respuesta rotunda es el poder. El poder no solo es el objetivo último de nuestros actos, sino que contribuye, además, el elemento más decisivo para el desarrollo de nuestras sociedades.
A finales de la decada de 1930, cuando los totalitarismos se propagaban por toda Europa y el mundo se encontraba al borde de una guerra devastadora, un convencido Russell propuso alternativas racionales e inteligentes para hacer valer la autoridad sin tener que recurrir a extremismos violentos. El resultado es esta penetrante obra en la que analiza la esencia del poder y propone soluciones para que la natural voluntad de entendimiento entre los hombres llegue a su óptima expresión.
Nadie puede ver directamente su propio rostro sin mediación de un espejo, pero el semblante revela nuestra identidad, aquello que nos hace únicos a la vista. Y desde que el ser humano es humano ha querido ver en la fisonomía de las personas su esencia, mientras que las máscaras se han empleado o bien para ocultarla, o bien para protegerse del mal, establecer nuevas personalidades o propiciar estados de ánimo. A través de la historia, las fábulas y los mitos, este apasionante ensayo nos transporta a lugares tan emblemáticos como el Antiguo Egipto o los Carnavales de Venecia para descubrirnos la fascinación por el espejo del alma y sus innumerables reflejos.