Aunque concebida inicialmente como respuesta a las "Reflexiones sobre la Revolución en Francia" de Edmund Burke (obra incluida ya en esta colección), "Derechos del hombre" -publicada en 1791 y reimpresa numerosas veces a lo largo de los años siguientes- es la elaboración más completa del pensamiento político de Thomas Paine (1737-1809). El valor permanente de este libro clásico, más allá de su propósito polémico coyuntural, descansa en su planteamiento de la posibilidad de un cambio total y extrae su vigor de «la modernidad de sus ideas, su forma de expresarse y la visión de los derechos innatos de todo ser humano». Calificada por G. D. H. Cole como «la Biblia de los pobres», esta obra revolucionaria, escrita para la gente del común con el lenguaje apasionado de los grandes propagandistas y agitadores, lanza un ataque devastador contra el Antiguo Régimen, critica el sistema económico de la época (desde los impuestos indirectos hasta el cercamiento de tierras, pasando por la creciente miseria de las ciudades) y defiende, desde los postulados del optimismo racionalista, la libertad y la redistribución de la riqueza, el gobierno democrático y la soberanía popular.
En una época de transformación acelerada de hábitos culturales y desarrollo tecnológico, la imagen fotográfica sigue ocupando un espacio privilegiado en nuestras vidas: hoy todos hablamos fotografía. Pero bajo la alfombra de esa flamante omnipresencia yacen muchos cadáveres. De 'cosa' congénita a la sociedad industrial, la fotografía se ha convertido en 'no-cosa' de la sociedad digital. El misterio de su alquimia fundacional está cediendo a otra magia, la de los algoritmos. Todos los valores de la imagen se están alterando: el horizonte de la inteligencia artificial presagia una revolución visual mucho más profunda que la que en 1839 promovió la aparición del daguerrotipo. La fotografía se hacía con luz, ahora se hace con datos. Y en esta transición de asombro e incertidumbre vale la pena pasar revista a los ámbitos en los que la cámara sigue lidiando, en la medida en que ese esfuerzo contribuye a entender mejor el espíritu de nuestro tiempo. La postverdad fotográfica, la memoria desmaterializada, la iconofagia, la construcción de identidades y la perspectiva de género en redes sociales, los drones y la automatización de la mirada, la fotografía como un lenguaje entre máquinas, las urgencias medioambientales, la postfotografía como síntoma de la economía postliberal, las imágenes de la guerra y la guerra de las imágenes En este libro, Fontcuberta ofrece una docena de ensayos que, concebidos como casos de estudio, nos invitan a repensar si el símil del espejo con memoria sigue siendo el elemento definitorio de la condición fotográfica o si, por el contrario, ha llegado el momento de desbordar el espejo.
«La vida no vive». Las condiciones que rigen la existencia en las sociedades contemporáneas generan vidas irremisiblemente dañadas. La teoría crítica de Theodor W. Adorno parte de esa certeza y constata cómo, bajo las coerciones de un poder social avasallador, las biografías individuales se constituyen como un «sistema de cicatrices». Así evidencia los rasgos más lesivos de una lógica social que debilita a los sujetos, socava la posibilidad de la crítica y parece alejar la perspectiva de transformación social en el momento en que esta se vuelve más necesaria.
En Desde la vida dañada Jordi Maiso muestra cómo el pensamiento de Adorno aspira a mantener vivo el impulso emancipador en una realidad histórica marcada por el fascismo, Auschwitz, el desvanecimiento del horizonte revolucionario y la emergencia del capitalismo avanzado y la industria cultural. Su diagnóstico sobre los peligros de una «normalidad» social que sigue albergando potenciales regresivos y autoritarios ha preservado una inquietante vigencia. Jordi Maiso nos muestra, de la mano de Adorno, que en la experiencia del daño está en juego el que la crítica no claudique, que la vida –aunque dañada– pueda seguir ofreciendo resistencia.
Una antigua tradición gnóstica afirma que, antaño, en el cielo se libró una lucha entre los partidarios del arcángel Miguel y los secuaces del Dragón. Los ángeles que no tomaron partido fueron condenados a vivir en la Tierra. Somos, pues, el fruto de una vacilación olvidada, de una antigua incapacidad para elegir que ahora nos obliga, con desespero, a abrazar cualquier causa o cualquier verdad. ¿Cuál puede ser entonces la esencia de la Historia sino el engaño y la insustancialidad? Para apoyar su visión de la Historia, Emil Cioran analiza en Desgarradura los periodos de decadencia, que vislumbran ya su fin y dejan al descubierto la inanidad de cuanto perseguimos y la inutilidad de todo progreso.
El desmayo atraviesa la historia del Arte con una insis- tencia temática e iconográfica merecedora de mayor atención. Es un gesto masivamente atribuido al cuerpo femenino como índice de su afectividad y desvalimiento. La plasticidad y poder de conmoción del desmayo ha ser- vido, durante siglos, para retratar de manera diferenciada los poderes de hombres y mujeres en escena. Alguien cae, alguien levanta: porque no tienen el mismo poder. Desmayadas recorre las «figuraciones» del desmayo fe- menino en sus diferentes registros artísticos, desde la pintura hasta el cine, pasando por la literatura y el drama musical. A través de diálogos con el Bosco y Artemisia Gentileschi, con Safo y Shakespeare, con Ingmar Berg- man y Rita Azevedo Gomes, entre otros, Desmayadas desvela la complejidad que subyace a un gesto tan bana- lizado. Explorar el desmayo en su(s) historia(s) permite sacar a la luz las violencias sobre las que se soportan nuestros es- cenarios sociales. Su impacto pictórico, literario y cine- matográfico sigue hoy señalando a aquellas agencias políticas que precarizan nuestra conciencia y hacen que nuestros cuerpos caigan, antes de merecer un auxilio.
La desposesión describe la condición de quienes han perdido la tierra, la ciudadanía, la propiedad y una pertenencia más amplia al mundo. Judith Butler y Athena Athanasiou, dos de las mayores exponentes de la filosofía política y la Teoría Queer, exploran en estos diálogos el concepto de desposesión, sus vínculos con la subjetividad, la protesta colectiva, la relacionalidad, la precariedad y la biopolítica; conceptos que se alejan de la lógica convencional de la posesión, sello distintivo del capitalismo y del liberalismo.
En el contexto de la inmigración forzada, el desempleo, la falta de vivienda, la ocupación del territorio y los métodos contemporáneos de conquista, la desposesión abre una condición performativa en la que nos vemos afectados por la injusticia e incitados a actuar. Nos encontramos en una situación precaria, expuestos a la fuerza policial, pero también estamos en pie y oponiéndonos a la desposesión. Insistimos en nuestra posición colectiva, nos organizamos sin y en contra de la jerarquía y nos negamos a ser desechables.
Cómo podemos liberarnos del sujeto soberano y entrar en las formas de colectividad que se oponen a las formas de desposesión que sistemáticamente expulsan a poblaciones enteras del amparo de la justicia y la pertenencia colectiva. Esta es la pregunta de la que parten Butler y Athanasiou para elaborar una nueva visión de lo que podría implicar la «política performativa».