Brillante y apasionado ensayo que ha ejercido una decisiva influencia sobre la teoría social y política contemporánea, La miseria del historicismo incide en la debilidad interna que aqueja a la estructura teórica de esta corriente de pensamiento y que es partir de una premisa tan errónea en su planteamiento como falaz en sus implicaciones: la certeza de que la evolución humana puede ser objeto de predicción mediante el descubrimiento de los ritos, modelos, leyes o tendencias que supuestamente gobernarían su curso. Ahora bien, como argumenta Karl R. Popper en esta audaz crítica, dado que la historia humana está influida de forma crucial por el crecimiento del conocimiento, y dado también que no cabe anticipar hoy lo que sabremos mañana, la pretensión de predecir así el futuro carece de todo fundamento científico y pertenece al campo de la pura superstición.
José Ortega y Gasset (Madrid, 1883-1955), doctor en Filosofía y Letras, amplió estudios en las Universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo, consiguiendo a los veintisiete años la cátedra de Metafísica de la Universidad Central. En 1923 funda Revista de Occidente, una de las publicaciones culturales de mayor prestigio internacional. LA REBELIÓN DE LAS MASAS, publicado por primera vez en 1930, es la obra más difundida y famosa de Ortega. Como nos explica Julián Marías en su Introducción, el libro va pareciendo más verdadero, más fiel a la realidad a medida que pasa el tiempo. La razón de su renovada actualidad confirma el carácter filosófico de esa obra frente el significado político que con frecuencia se le ha atribuido erróneamente. «Pienso que toda vida –dice Ortega- ... se compone de puros instantes, cada uno de los cuales está relativamente indeterminado respecto al anterior, de suerte que en él la realidad vacila..., y no sabe bien si decidirse por una u otra entre varias posibilidades. Este titubeo metafísico proporciona a todo lo vital esa inconfundible cualidad de vibración y estremecimiento».
Recopilación exhaustiva de los textos fundamentales de lo que comúnmente se denomina «filosofía presocrática», es decir, los textos que constituyen el origen del pensamiento y la cultura occidentales. Junto al texto original griego se ofrece la traducción, acompañada de un notable aparato crítico, un comentario de cada texto y una serie de indicaciones pertinentes para la interpretación de las tradiciones filosóficas y literarias de la primera cultura griega.
Discípulo de Platón, Aristóteles (384-322 a.C.) es considerado como uno de los mayores genios de Occidente y su filosofía marcó indeleblemente no sólo la historia intelectual del mundo cristiano (el movimiento escolástico es sólo un ejemplo de su influencia), sino también el pensamiento medieval judío y musulmán. En la “Metafísica” Aristóteles rebate la teoría platónica de las Ideas y expone su propio concepto de las realidades suprasensibles, en el cual convergen ontología y teología; la fusión de ambas, denominada por el autor “filosofía primera”, es el tema de esta obra que contiene algunas de las más fecundas y seminales ideas aristotélicas.
Introducción y traducción María Luisa Alía Alberca
Opus dei, «obra de Dios» es la definición de la liturgia según la doctrina de la Iglesia católica. A primera vista, se refiere al ejercicio del ministerio sacerdotal separado de la praxis que gobierna las otras esferas de la vida. Pero se trata de una separación sólo aparente que encierra un arcano. Es en ello en lo que se centra la investigación arqueológica de Giorgio Agamben. Un modo de filosofar que sabe como ningún otro iluminar, en los conceptos más comunes, huellas escondidas, reveladoras de filiaciones insospechadas. Llegar a la esencia del «misterio del ministerio» significa entonces descubrir, tras haber vuelto a recorrer el proceso de elaboración teológica que se remonta al cristianismo primitivo, la importancia inmensa del officium -el término latino para «liturgia»-en la concepción misma de la modernidad en Occidente. La idea del ser, la ética, la política y la economía no tienen más paradigma que el del officium. Del funcionario al militante, la acción humana se ha configurado según el modelo de proceder del sacerdote, en el cual lo que es el hombre se reduce a lo que el hombre debe hacer. Una estrategia en la que el pensamiento sismográfico de Agamben registra las primeras fisuras.