En el centro de la filosofía del derecho de Robert Alexy se halla la tesis de la doble naturaleza del derecho: su dimensión real y su dimensión ideal. Mientras que la dimensión real se expresa en los elementos de la positividad autoritativa y de la eficacia social, ligados con la decisión y la coerción, la dimensión ideal se define a través de la corrección de contenido y de procedimiento que, esencialmente, incluye la correción moral en forma de justicia. La tesis de la doble naturaleza implica por tanto el no-positivismo jurídico.
La relevancia de Hans Kelsen para la ciencia jurídica contemporánea es incuestionable: fundador de la teoría general del derecho, máximo teórico de la democracia representativa y padre del actual constitucionalismo rígido y concentrado. Abundando en esta importancia, y a la luz del nuevo paradigma de la democracia constitucional, Luigi Ferrajoli procede en este libro a una reconstrucción sistemática de las tesis de la teoría pura kelseniana, mostrando sus méritos pero también sus contradicciones. En concreto, señala y trata en toda su profundidad diez aporías presentes en la obra de Kelsen. Un análisis que va mucho más allá del mero interés historiográfico, pero que tampoco cabe reducir a una simple cuestión académica de epistemología jurídica. Al dar un vuelco a la tesis kelseniana de la no aplicabilidad de la lógica al derecho, la relación entre derecho y lógica se identifica para Ferrajoli con la cuestión de la normatividad de las constituciones y de la construcción de la democracia constitucional a través de la imposición de las garantías lógicamente implicadas por los derechos constitucionalmente establecidos, a la política y al derecho, a la legislación y a la jurisdicción. La lógica del derecho se inscribe así en una obra de constante reforma e integración del derecho vigente y, de este modo, en la difícil y siempre incompleta construcción de la democracia.
El derecho internacional está hoy en todas partes. Las guerras se libran en su nombre, pero también en su nombre se oponen a ellas los ciudadanos. Se lo invoca para reivindicar derechos, para enjuiciar a genocidas, para distribuir mejor la riqueza o para luchar contra la emergencia climática. Pero, al mismo tiempo, el derecho internacional es también un instrumento del que se valen los poderosos para imponer sus intereses en un mundo cada vez más desigual.
Esta naturaleza incierta del derecho internacional —unas veces política, otras jurídica— es el hilo conductor que sirve a Martti Koskenniemi para analizar las cuestiones más clásicas relacionadas con el orden internacional y examinar conflictos actuales.
Las cuestiones prejudiciales pueden presentarse no sólo respecto de materias de diverso contenido jurídico (prejudicialidad en sentido estricto), sino respecto de un mismo orden jurídico (prejudicialidad en sentido lato).
Hemos llamado a esta obra Libro de estilo de la Justicia, pero no servirá exclusivamente a quienes ejercen las funciones constitucionales de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Como los problemas de uso de la lengua con que se enfrentan los legisladores y las Administraciones públicas no son muy diferentes, el Libro de estilo de la Justicia se ha propuesta ser útil a todos los operadores jurídicos, cualquiera que sea el poder del Estado al que pertenezcan o con el que se relacionen. Una buena parte del Libro está dedicada a advertir sobre los malos usos y equivocaciones corrientes en la organización de los párrafos, la utilización del género, el número, los latinismos, el régimen de las concordancias, o sobre cómo evitar los errores de construcción o anacolutos.