'Anthia contuvo la respiración. Estaba nerviosa. El parto de su amiga Dorema se complicaba…'. Así comienza este relato de la vida de una mujer grecorromana del siglo I en la populosa ciudad de Éfeso.
A lo largo de una semana, el lector es invitado a acompañar a esta mujer de clase baja por las callejuelas y plazas, por los baños y mercados de la capital de la provincia romana de Asia.
Pero ser mujer en la Antigüedad, al igual que niño, anciano o esclavo, era una profesión de alto riesgo. Las malas condiciones laborales, el hacinamiento en las casas, la deficiente higiene y la alimentación precaria complicaban de tal modo la vida que sólo las divinidades aparecían como asideros para conservar la esperanza.
En la ciudad de Éfeso, cuya envidiada prosperidad tenía como pilares el lucrativo templo de Artemisa, los negocios que propiciaba su puerto en el mar Mediterráneo y la protección de Roma, nada hacía suponer que el sereno discurrir de sus días y la estabilidad social iban a verse alterados por un nuevo grupo venido de Oriente.
Elio Antonio de Nebrija (Lebrija, 1444-Alcalá de Henares, 1522) fue conocido entre nosotros sobre todo por su malinterpretada frase «siempre la lengua fue compañera del imperio». Desde su cátedra de Salamanca quiso aumentar el conocimiento del latín, la lingua franca de la cultura europea. Escribió una gramática española (la primera publicada de una lengua vulgar) y elaboró diccionarios latín-español y español-latín, y una ortografía de nuestra lengua. Se interesó por la fonética del castellano, del latín y del hebreo, y lamentó la catástrofe cultural de la expulsión de los judíos.
Por su ansia de profundizar en la obra de los clásicos es equiparable a los humanistas italianos, con quienes se formó. Se preocupó de cuestiones prácticas y científicas, como el valor real de las medidas de la Antigüedad, en un momento en el que Colón disputaba en Salamanca sobre el tamaño del globo. Su espíritu crítico le llevó a revisar la traducción canónica de las Escrituras. Cuando Nebrija detectó problemas en su transmisión (siguiendo el rastro textual), la Inquisición intentó acallarle. Nebrija fue de los primeros autores europeos en escribir casi exclusivamente para la imprenta, y el primero que usó la nueva estructura de protección de los derechos de autor que proporcionaban los privilegios y tasas reales. Esta biografía quiere borrar los rasgos imperiales en el Nebrija recibido, y a cambio darnos al humanista orgulloso y brillante, que no vaciló en enfrentarse a su tiempo en su búsqueda de la verdad.
Antonio Gades. Arte y revolución es un recorrido por la infancia y la juventud de Antonio Gades, su interés temprano por el teatro, la literatura, el cine, las artes plásticas y la fotografía, sus inicios en la danza, su formación política y, finalmente, su consagración como bailaor y coreógrafo de renombre mundial.
Este libro es la primera biografía que recoge la vida de Antonio Gades, basada en documentos históricos y en en el propio testimonio del artista, extraído de distintas entrevistas y de conversaciones con personalidades de España, Italia, Francia, Cuba y Argentina que fueron parte de su vida.
Una biografía centrada en sus múltiples facetas como artista, su compromiso con la causa de la revolución cubana y el amor inquebrantable hacia este pueblo. Tras su muerte, este intérprete excepcional quedó inmortalizado en la historia de la danza española y flamenca.
En Apuntes para mis hijos Benito Juárez hace un recuento de su vida y de los obstáculos que tuvo que sortear a lo largo de su carrera. Además, ofrece un panorama del contexto político de su tiempo y ofrece su opinión sobre momentos de gran importancia para la historia de su país.
De entre todos los grandes filósofos del pensamiento occidental, Aristóteles es quizá el más inabarcable. Sus investigaciones en disciplinas tan diversas como la metafísica, la ética, la física, la biología, la psicología, la lógica, la poética o la retórica han sido influyentes durante siglos. Todas estas facetas de su obra y su filosofía, además de su vida, quedan diáfanamente analizadas en este libro de David W. Ross, uno de los más eminentes especialistas en Aristóteles del último siglo. Más allá de la elaboración de consideraciones críticas, este ensayo explica de un modo muy clarificador los rasgos del pensamiento aristotélico, por lo que se erige como una referencia ineludible para estudiar al filósofo griego.
Lo que aquí se cuenta constituye una de las grandes epopeyas del pasado siglo. En pocos años, Arthur Koestler (1905-1983) pasó de vender limonada en un bazar de Palestina a convertirse en uno de los intelectuales más controvertidos de su época. En el ínterin, bailó sobre el alambre, vivió romances breves y estrepitosos, vagabundeó, vio caer Málaga y París, sorteó embestidas y tempestades, espió y conspiró, sufrió detenciones y persecuciones, se jugó el pellejo en misiones secretas para la Internacional Comunista y fue uno de los primeros en documentar la intervención nazi en la guerra civil española. Siempre en conflicto, incómodo en sus zapatos, trató de dar con el Absoluto a través de la utopía, pero salió escaldado de todas las causas en que militó, y siguió caminando con paso firme por el filo de la navaja hasta que Franco lo condenó a muerte. Fue entonces cuando, después de años moviéndose en círculos, asistió al momento más trascendental de su existencia. En una oscura celda de Sevilla, a la espera de ser ejecutado, una experiencia mística lo atravesó de lleno, trastocándolo de raíz.