Dejemos las cosas claras: no podemos controlar nuestra mente. Los pensamientos vienen y van, se meten en nuestra cabeza y no hay forma de sacarlos de allí. Y nos duelen, nos reconcomen y aún nos duelen y nos reconcomen más los esfuerzos que hacemos para liberarnos de ellos. Si tratas de no pensar en un oso verde, el oso verde aparece, y no hay método ni disciplina que lo haga desaparecer.
El psicólogo Luis Miguel Real expone en este, su primer libro, las claves para convivir en paz con nuestra mente, nuestra compañera de viaje, en las verdes y en las maduras. De este modo, nos enseña que en realidad no debes controlar tus pensamientos, sino simplemente aprender a llevarte bien con ellos.
En este libro, el psicólogo Walter Riso nos explica en qué consiste el apego y cuáles son sus causas. Además, nos proporciona las claves para enfrentarlo y prevenirlo, sin perdel la pasión por alcanzar nuestros sueños y metas personales. A través de un lenguaje claro y accesible, con ejemplos y casos concretos, el autor nos invita a fortalecer la independencia emocional y crear u estilo de vida más libre y saludable. Walter Riso nos presenta una obra ambiciosa en la línea de su bestseler ¿Amar o depender?, en la que nos invita a encontrar nuestro verdadero camino a la vida.
"Amar sin apegarse es amar si miedos. Es asumir el derecho a explorar intensamente el mundo, a hacerse cargo de uno mismo y a buscar un sentido de vida. Tambien significa tener una actitud realista frente al amor, afianzar el autorrespeto y fortalecer el autocontrol. Es disfrutar de la dupla placer/seguridad sin volverla imprescindible. Es hacer las paces con Dios y con la incertidumbre. Es tirar la certeza a la basura y dejar que el universo se haga cargo de uno. Es aprender a renunciar". ¿Amar o depender? es ya un clásico sobre las relaciones afectivas.
Cada vez que agachamos la cabeza, nos sometemos o accedemos a peticiones irracionales, le damos un duro golpe a la autoestima: nos flagelamos. Y aunque salgamos bien librados por el momento, logrando disminuir la adrenalina y la incomodidad que genera la ansiedad, nos queda el sinsabor de la derrota. ¿Quién no se ha mirado alguna vez al espejo tratando de perdonarse la sumisión o no haber dicho lo que en verdad pensaba? ¿Quién no ha sentido, así sea de vez en cuando, la lucha interior entre la indignación por el agravio y el miedo a enfrentarlo?
Aun así, en cada uno de nosotros hay un reducto de principios donde el yo se niega a rendir pleitesía y se rebela. Tenemos la capacidad de indignarnos cuando alguien viola nuestros derechos o somos víctimas de la humillación, la explotación o el maltrato: podemos decir NO.
En el proceso de aprender a querernos a nosotros mismos, junto al autoconcepto, la autoimagen, la autoestima y la autoeficacia, que ya he mencionado en Aprendiendo a quererse a sí mismo, hay que abrirle campo a un nuevo auto: el autorrespeto, la ética personal que separa lo negociable de lo no negociable, el punto de no retorno.
Detrás del ego que acapara, está el yo que vive y ama, pero también está el yo aporreado, el yo que exige respeto, el yo que no quiere doblegarse, el yo humano: el yo digno.
Incluso los que presumen estar perfectamente acoplados a su pareja, en lo más recóndito de su ser albergan dudas, inseguridades. ¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la persona equivocada, porque se apaga la llama o, simplemente, por la caricia que nunca llegó? Ama y no sufras lleva más allá lo que el autor expuso en ¿Amar o depender? No sólo se trata de amar sin apegos, que es un logro importante, sino de acabar con todo tipo de sufrimiento inútil relacionado con el amor.
Sentir amor es más fácil que explicarlo, porque nadie nos ha educado para amar y ser amados, al menos de manera explícita. Habrá quienes digan que el amor no es para entenderlo, sino para sentirlo y disfrutarlo, y que el romanticismo no soporta ningún tipo de lógica: nada más erróneo.
Amores altamente peligrosos nos enseña cómo identificar las relaciones afectivas tóxicas y cómo prevenirlas o salir de ella. Su lectura nos invita a crear vínculos de pareja sanos en los que cada quien pueda aceptar al otro sin tener que inmolarse psicológicamente.