Plantas y animales que deben sus nombres a los mitos más conocidos o fascinantes pueblan las páginas de este libro. ¿Cuánto de nuestro ADN compartimos con los chimpancés? ¿Qué se esconde en el fondo del mar? ¿Cuántas formas puede adoptar el diablo?
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Mucho conozco al pueblo dominicano. Abandonado siempre a sus propias fuerzas, ha luchado siempre por su libertad, y siempre sus esfuerzos se han visto coronados por el éxito deseado. Puede por un momento ser dominado por los extraños, porque la sorpresa del acto que cambie su condición política, le embargue los medios de resistencia y acción; más pesado ese primer momento de estupor, se levantará como un solo hombre, obedeciendo a un solo pensamiento, para oponerse a quien pretenda arrebatarle su libertad, su independencia. Tomás Bobadilla
Yo mis cantares lancé a los vientos, yo di a las brisas mi inspiración; tu amor grandeza dio a mis acentos: fine fueron tuyos mis pensamientos en esos himnos del corazón. Salomé Ureña «a mi madre».
Para que esto se realice creo que, si el capital mejor aconsejado se decidiera a hacer concesiones, a reintegrar hasta cierto punto a los trabajadores en la situación que antes tenían; a hacerlos si no socios, a lo menor participantes en cierto grado de los proventos que recauden; a convenir con la equidad que requieren todos los contratos humanos, sobre todo en aquellos que se desea obtener cooperación enérgica y eficaz en trabajos rudos como son los del campo. Pedro Francisco Bonó
Nuestro pedazo de isla, nuestra bella y entrañable Quisqueya, ha sido desde sus orígenes mismos, una ingenua a la que casi todos, de una manera u otra, de buena o de mala fe, han engañado; han usado para servir intereses extranjeros o intereses particulares, según fuere el momento histórico que se estuviese viviendo. Manolo Tavárez Justo