Un libro perfecto para que los niños conozcan la historia del Holocausto: una memoria que habla sobre la importancia de la sororidad, el amor y el recuerdo del pasado.
En aquel momento tenía diez años, y mi hermana, ocho. Era mi responsabilidad avisar a todos cuando venían los soldados, porque tanto mi hermana como mis padres eran sordos. Yo era los oídos de mi familia.
Renee y Herta vivieron lo inimaginable juntas, como hermanas. Esta es su historia real.
Como muchos judíos checoslovacos en los años 40, Renee y su familia estaban en peligro cuando el Holocausto llegó a su puerta. La única persona oyente de su familia, Renee, era la encargada de comunicarse con el mundo exterior. Hablando con lenguaje de signos y apoyándose entre ellas, Renee y Herta lucharon para sobrevivir la época más oscura de su vida.
Este testimonio de una de las pocas supervivientes del Holocausto es una prueba del poder de la sororidad y elamor, y un recordatorio de lo importante que es no olvidar el pasado. Una historia real, impactante y conmovedora a partes iguales.
Adaptado para niños y niñas a partir de 9 años.
Aprende un montón de cosas sobre algunas de las obras y personajes más importantes de la literatura universal.
Pablo tiene catorce años y un canal de Youtube muy popular. Él se considera todo un influencer, pero no piensa en su responsabilidad hasta que, un día, despues de publicar un vídeo hablando en broma de quemar libros, se entera de que se ha incendiado la biblioteca de la ciudad y una de sus seguidoras, Adriana, le acusa de ser el culpable.
Las cosas se vuelven aún más extrañas cuando Adriana le asegura que algunos de los personajes de los libros han conseguido huir de las llamas y andan deambulando sin rumbo por la ciudad. Las investigaciones de Pablo le llevarán a una conclusión sorprendente.
Además de disfrutar de la lectura, los alumnos aprenderán a identificar y contextualizar algunos de los hitos literarios de nuestra cultura.
El equipo benjamín de Villanueva de la Pineda, la Pandilla Pichichi, se ha quedado sin entrenador justo antes del final de la liga escolar. Juancar Adura los ha dejado tirados en el último momento y, sin entrenador, no puede haber equipo el año que viene. Pero si consiguen demostrar lo que valen, ¡segurísimo que alguien acepta entrenarlos! Solo hay un problemita: aunque le echan muchas ganas, ganar, lo que se dice ganar... no es lo suyo. De hecho, van los últimos de la clasificación.