Mate es un niño que, como tantos, siente una enorme fascinación por los dinosaurios. Sin embargo, a diferencia de tantos otros, no crecerá. Su cuerpo mantendrá su estatura por debajo del promedio toda la vida. Un día, en un centro comercial en construcción, cerca de su casa, encuentran huellas de un alosaurio, es decir, lagarto extraño, nada menos. Niño y animal se comunicarán, ¿en sueños?, y quedarán contentos, sabiendo que, a su manera, los dos son excepcionales.
Los dinosaurios no se extinguieron. Viven en cada niño que se siente velocirráptor o cada niña que se cree triceratops, es decir, en cada niñosaurio. Pero estas criaturas magníficas no lo tienen todo fácil. Deberán enfrentarse (cada una a su manera, cada una con su historia) a un mundo en el que no siempre es bienvenida la diversidad: de cuerpos, de mentes ¡y hasta de alimentos!