Carlitos está deseoso de llegar a pasar el verano con sus abuelos cocolos. En el batey de San Pedro de Macorís podrá jugar pelota con sus amigos, salir a coger cangrejos con Papá Viejo y, lo que más le gusta, entrar a la cocina de Mamá Ñola, con sus ollas burbujeantes, sus ingredientes misteriosos y sus irresistibles sabores. Panecicos de yuca, chivo guisado, mondongo, arroz con lentejas, domplines, todo se prepara en su maravillosa cocina. Aunque el abuelo dice que cocinar es cosa de mujeres, Carlitos sueña con que algún día será un gran cocinero... ¿o será pelotero?
Rebeca se enfrenta a un reto importante: batear un jonrón para que su equipo gane el trofeo en un torneo de béisbol con niñas de otros países, celebrando en Nueva York. Su padre y su madre la han entrenado muy bien y, confiada, ella siente el sudor corriéndole por la espalda mientras aprieta el bate con fuerza. En otros dos cuentos, Anita descubrirá qué hacer para no olvidar sus tareas diarias y José Rapidez, varado en una isla, aprende a obedecer y a no se tan imprudente.
Cae la lluvia. La neblina va cerrándose sobre la ciudad. Una gota de lluvia temblorosa se aferra al viento para no caer. Luego de la lluvia todos los colores salen a vestir el cielo. Un fantástico poema-canción describe la formación y caída de la lluvia. Al margen notas y comentarios prenden, retan y sorprenden al pequeño lector.
En su nuevo curso, las compañeritas empiezan a reírse del cabello de Lucía Ricitos porque es rizado, le dicen «pelo malo». La niña se defiende con uñas y dientes y después de una charla con la directora aprende que sus rasgos físicos son únicos, como los de cada persona, y que su pelo no es bueno ni malo sino diferente… Y convence a su madre de no hacerle el desrizado nunca más.
Los personajes de los cuentos clásicos tienen que ir a juicio por contrariar los mismos hechos que los hacen famosos. Pinocho tendrá que responder por recortarse su larga nariz; la Bella Durmiente por ser fea; Caperucita por andar sola en el bosque... Este es un tribunal con juez, fiscal acusador, abogado defensor, acusados y un público que toma partido. Pero, ¿serán ciertas las acusaciones? ¿Habrá otros culpables?
Danielito sale a buscar una iguana, para exhibirla o venderla, y así ganar algún dinerito para él y su familia. En el camino tendrá un encuentro con Zaratustra, un viejo muy extraño, y sus planes cambiarán por completo. Se trata de una fantástica y creativa historia sobre las iguanas y su conservación.