TE HE LLAMADO POR TU NOMBRE
La inocencia de un niño.
El sacrificio de una madre.
La valentía de un apóstol.
El relato de un cronista.
La palabra del Hijo del Hombre.
Jerusalén, siglo I. Con tan solo nueve años, Jacob quedó marcado por aquella mirada. El niño, primogénito del líder de los zelotes, no pudo evitar ser testigo y sufrir la pasión y el padecimiento de Jesús de Nazaret.
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