Detrás de la inflamación crónica, del exceso de peso, de la falta de energía y de enfermedades tan graves como el cáncer, subyace una rigidez metabólica que nos impide acceder al combustible celular adecuado cuando lo necesitamos.
Aunque los seres humanos somos flexibles por naturaleza y podemos recurrir a la glucosa, a la proteína o a la grasa según las circunstancias, una alimentación basada en azúcares y un estilo de vida sedentario y estresante han atrofiado esta valiosa capacidad de adaptación. Por eso tenemos antojos de dulce, nos quedamos sin batería en las horas de ayuno, nos volvemos irritables o nos acostumbramos a esos michelines resistentes que no desaparecen por mucho que lo intentemos.
Sin duda, necesitamos optimizar nuestro metabolismo por el bien de nuestra salud y nuestro bienestar. Este libro recoge las claves para recuperar la flexibilidad metabólica a través de la alimentación, la actividad física y el estilo de vida.
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