La poesía tiene mucho que agradecerle a los desvelos. Pues esas noches en las que la imaginación divaga entre añoranzas y ansias, suelen ser de provecho literario para los poetas. Un ejemplo de lo antes dicho, es: Mis Noches de Desvelos, poemario de la autoría de Luis Apolinar Ulloa Rodríguez.
Aquí el bardo nos hace partícipe de su mundo, a la vez que premia el nuestro con un trozo de su alma.