Si queremos evitar futuros sobresaltos, es necesario explicar la crisis y elucidar sus significados.
La pandemia de la COVID-19 ha sacudido a la humanidad con una fuerza inopinada: un virus de origen animal ha obligado a los ciudadanos de gran parte del globo a quedarse en casa, y el mundo acelerado de la globalización se ha detenido ante la mirada perpleja de los contemporáneos. Millones de personas han enfermado y cientos de miles han muerto, mientras el uso masivo de las mascarillas nos recordaba a diario que la habitabilidad del planeta no puede darse por supuesta. Así que, un siglo después de la Gripe Española, otro virus infeccioso ha actuado como agente histórico de primer orden. Y esta catástrofe inesperada, mas no imprevista, aguarda ahora a sus intérpretes.