Después de una vida leyendo, escribiendo y enseñando poesía, Borges confesó que seguía lleno de perplejidades y que solo había ganado una certeza: que la poesía se escribe para deleitar al lector.
Este libro recoge toda la obra poética de Jorge Luis Borges, una peculiar conspiración literaria en favor del placer. Abren la serie Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929), una trilogía compuesta al regresar a Argentina después de un periplo por Europa. En El Hacedor (1960) y Elogio de la sombra (1969) aflora la tragedia de su ceguera, atemperada por los temas épicos y metafísicos. A partir de El oro de los tigres (1972) y La rosa profunda (1975), mientras su celebridad crece internacionalmente, el tono del autor se vuelve más íntimo.
Borges escribe sobre los libros, la memoria, los laberintos, los espejos, la historia, el amor y la eternidad, y sus versos siguen tocando físicamente a las nuevas generaciones, como la cercanía del mar.
Antes que el sueño (o el terror) tejiera mitologías y cosmogonías, antes que el tiempo se acuñara en días, el mar, el siempre mar, ya estaba y era. ¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento y antiguo ser que roe los pilares de la tierra y es uno y muchos mares y abismo y resplandor y azar y viento? Quien lo mira lo ve por vez primera, siempre. Con el asombro que las cosas elementales dejan, las hermosas tardes, la luna, el fuego de una hoguera. ¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día ulterior que sucede a la agonía.