«Paladín de la modernidad» y «maestro de la comunicación», «polemista de Fráncfort» y «conciencia moral pública de la cultura política»: tales son algunos de los epítetos de los que se ha hecho merecedor Jürgen Habermas. Con razón se ha dicho de él que «no solo es el filósofo vivo más famoso del mundo, sino que su propia fama es famosa». Pero si su figura como pensador resulta noticiable, y hasta puede parecer fascinante, es porque supo abandonar una y otra vez el ámbito protegido de la vida académica para intervenir en los debates de la esfera pública. «Es la irritabilidad», dice el propio Habermas de sí mismo, «lo que convierte a un sabio en intelectual». Reconstruir el intrincado entrelazamiento entre el oficio del filósofo y teórico social y el oficio del intelectual público es el objeto de esta biografía.