«Sangre de horchata, cariño. Pase lo que pase, hay que tener sangre fría».
Belén tiene dieciséis años y vive en una casa de locos. Su padre, ya muy enfermo y en silla de ruedas, insiste en empezar a organizar la enorme herencia que le corresponde. Su hermano parece saber cosas que a ella le oculta todo el mundo. De su madre ni hablamos: apenas alguna llamada telefónica con mala cobertura y ni una visita desde que, cuando los hermanos eran pequeños, sufrió un episodio que acabó en internamiento. Lo único que quiere Belén es que todo sea normal.
Con ritmo de comedia y aliento de drama, Luisa Castro teje una gran novela sobre la ruptura de una familia y sobre eso que nunca sabremos de los demás: qué sucede tras la puerta cerrada.