Crest odia la idea de tener que pasar un mes en tierra firme, pero todes les sirénides adolescentes deben vivirlo una vez en la vida.
Las reglas son fáciles: ayudar a un humano durante un ciclo lunar y regresar después a Pacífica para convertirse en une Sabie, o fracasar y quedarse atrapade en el mundo de los repugnantes y desconsiderados humanos para siempre.
Ya en Los Ángeles con cuerpo terrenal, Crest conoce a Sean, un socorrista cuyo novio le ha dejado hace poco, y acepta ayudarle a recuperarlo. Sin embargo, a medida que pasan más tiempo juntos, Crest empieza a cambiar su opinión sobre los humanos y... se sentirá, literalmente, entre dos aguas.
Y es que el amor nos lleva a encontrar la versión más auténtica de nosotros mismos.