Los últimos dos siglos han visto un progreso extraordinario en las condiciones materiales de la humanidad y en el conocimiento técnico y científico. Somos más ricos, más cultos y, por lo tanto, más libres. Pero ¿somos también más felices?
¿Existe una relación entre desarrollo económico y felicidad? En la historia humana, desde la aparición de los primeros homínidos hasta nuestros días, hay tres grandes revoluciones que son a la vez económicas y culturales y que cambiaron la forma en que producimos, pensamos y vivimos. Y cambiaron, también, el concepto de felicidad.