CORRESPONDENCIA CON FREUD, RILKE Y SCHNI

Stefan Zweig tuvo durante toda su vida la necesidad de intercam­biar correspondencia, de establecer y mantener contactos. Media­ba la veintena cuando empezó a enviar sus primeros libros, junto con unas líneas de cortesía, a personalidades ya célebres por aquel entonces. Muchas de las respuestas dieron pie a una relación per­sonal cuyos testimonios se han conservado. Con el presente volu­men, los compiladores han querido transmitir una impresión lo más concreta posible tanto del peculiar talento de Stefan Zweig para dirigirse a sus corresponsales como de su extraordinaria ha­bilidad para expresar sus opiniones personales. Para ello, han se­leccionado epistolarios muy diversos en su género. Si hubiera que caracterizar dicha correspondencia, la mantenida con Freud po­dría calificarse de respetuosamente admirativa (lo que no excluye malentendidos), la mantenida con Rainer Maria Rilke de cortés y de intercambio de ideas más o menos objetivo, y la mantenida con Arthur Schnitzler de estimulante y amistosa. En cualquier caso tienen algo en común: se iniciaron en los primeros años del siglo XX, entre 1904 y 1908, y se extendieron hasta poco antes de la muerte de cada uno de los corresponsales, a los que Stefan Zweig —el más joven de todos— sobrevivió.
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Stefan Zweig tuvo durante toda su vida la necesidad de intercam­biar correspondencia, de establecer y mantener contactos. Media­ba la veintena cuando empezó a enviar sus primeros libros, junto con unas líneas de cortesía, a personalidades ya célebres por aquel entonces. Muchas de las respuestas dieron pie a una relación per­sonal cuyos testimonios se han conservado. Con el presente volu­men, los compiladores han querido transmitir una impresión lo más concreta posible tanto del peculiar talento de Stefan Zweig para dirigirse a sus corresponsales como de su extraordinaria ha­bilidad para expresar sus opiniones personales. Para ello, han se­leccionado epistolarios muy diversos en su género. Si hubiera que caracterizar dicha correspondencia, la mantenida con Freud po­dría calificarse de respetuosamente admirativa (lo que no excluye malentendidos), la mantenida con Rainer Maria Rilke de cortés y de intercambio de ideas más o menos objetivo, y la mantenida con Arthur Schnitzler de estimulante y amistosa. En cualquier caso tienen algo en común: se iniciaron en los primeros años del siglo XX, entre 1904 y 1908, y se extendieron hasta poco antes de la muerte de cada uno de los corresponsales, a los que Stefan Zweig —el más joven de todos— sobrevivió.
Especificaciones de productos
Autor ZWEIG, STEFAN
Editora EDICIONES PAIDOS
Encuadernado PASTA SUAVE
Páginas 288