«Hay tres cosas que la Rey sabe hacer bien: limpiar, coger y matar. Aprendió tempranamente y ahora es una experta en las habilidades que le salvaron la vida».
Blanca Rosa González tenía trece años cuando la violaron por primera vez. Su padre la había enviado a vivir con la abuela Cándida y su pareja, el Recio, en Ciudad del Este. De su adolescencia se llevó dos cosas: el abuso sistemático y una piedra de obsidiana que conservaba su abuela, una suerte de amuleto mágico que la transportaba a otros mundos.
Una vez instalada en la Villa 31 de la ciudad de Buenos Aires, Blanca empieza su transformación a través de la venta de droga, hasta convertirse en jefa de una banda de narcos paraguayos. Así nace la Rey. Pero las cosas se complican y debe huir a España, donde caerá presa de una red de trata de personas y será obligada a ejercer la prostitución. Allí se verá implicada en una trama violenta que la va a relacionar con el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, en el que se conserva un valioso espejo de obsidiana que la ayudará a encontrar las claves de su pasado.
La pandemia ha quedado atrás, y Kostas Jaritos ya es jefe de las Fuerzas de Seguridad del Ática, un logro que celebrará con su familia y sus amigos. Después de recibir las felicitaciones del ministro del Interior, regresa a Jefatura… esta vez con uniforme. Entre los cambios que provoca ese nombramiento, el más importante es el de su sucesión: por primera vez, será una mujer, Antigoni Ferleki, la que ocupe el puesto de jefa del Departamento de Homicidios. Pronto, Kostas debe garantizar la seguridad de tres ricos empresarios extranjeros que viajarán a Grecia con el objetivo de invertir en algunos recintos arqueológicos. Los medios de comunicación los acogen con entusiasmo, pero no todo el mundo está contento. Un grupo de mujeres, autodenominado «las Cariátides», no ven con buenos ojos ese proyecto. Las consecuencias serán trágicas en esa Atenas que se transforma sin perder nunca su identidad.
Noviembre de 2008: Barack Obama gana las elecciones. Entre los republicanos cunde el desánimo e incluso la inquietud ante la deriva que puede tomar el país. Algunos de los millonarios donantes del partido están tan alarmados que deciden tomar cartas en el asunto y actuar.
Uno de ellos, el Pez Gordo, con residencia en Palm Springs, se pone al frente de una potencial conspiración, para lo cual convoca a varios colegas con grandes fortunas y a algún viejo amigo con contactos de muy alto nivel en Washington. A las reuniones se incorporan también un juez y hasta un general de pasado y presente algo difuso.
Y mientras estos patriotas preocupadísimos por su país (y también por sus bolsillos) urden maquinaciones para manipular a la opinión pública y, llegado el momento, actuar contra el gobierno salido de las urnas, en el frente familiar al Pez Gordo todo se le desmorona. Su mujer Charlotte tiene un serio problema de alcoholismo y soledad, que acaba estallando. Y su hija adolescente Meghan, que está terminando sus estudios de secundaria en un elitista colegio privado y preparándose para entrar en la universidad, empieza a cuestionarse si las cosas son como se las han contado…