Euterpe, la musa griega de la música, se propone enseñar a dos hermanos, Clara y David, los fundamentos del lenguaje musical. Deben aprenderlos rápidamente. si quieren liberar a Apolo, el dios de la música y la poesía, que ha sido secuestrado por Hades, dueño y señor del inframundo. Algunos de los guardianes de este lugar (Hydra, Medusa, Arpía, Quimera, Cerberus, Esfinge) pondrán a prueba a los niños con diferentes desafíos al final de cada capítulo. Clara y David tienen un difícil desafío por delante: derrotar a estos terribles guardianes del Hades para liberar a Apolo y dejar que la música vuelva a gobernar el mundo.
Clara y Dani, de visita al museo de la música, han hecho enfurecer al dios Pan, despertando así la magia del museo. Instrumentos que vuelan, personajes que aparecen desde los cuadros… todo se ha tornado en caos y desorden. Pan les ha retado a aprender a tocar el piano, conocer sus conceptos esenciales y descifrar una serie de sencillos códigos. Solo si superan las diferentes pruebas musicales detendrán la magia y todo volverá a la normalidad.
Advierte, con la mayor de las solemnidades, la Reina del Soul—a propósito de la monumental biografía escrita por David Ritz—: «No malgaste su dinero en la lectura de esta biografía desautorizada». Sin ponderar en exceso el exabrupto que siguió a aquella admonición, Aretha Franklin se permitió tildarla, a continuación, de [sic] «basurilla inmunda». Bien es cierto que arrastraban ambos un turbulento historial de felices colaboraciones y no menos tormentosas desventuras: Franklin y Ritz trabajaron juntos en la censurada confección de las edulcoradas memorias de la cantante, Aretha: From These Roots, publicadas en 1999.Lo que no admite discusión es que Aretha Franklin irrumpió en este impío mundo en el seno de la familia de un apuesto predicador baptista, felizmente entregado a las promiscuidades que la libérrima observancia del preceptuado amor al prójimo le imponía y se prestaba a atender religiosamente; toda una superestrella por derecho propio—conviene acotar aquí que no estaba al alcance de cualquier predicador que sus sermones se grabaran y distribuyeran por doquier como grandes éxitos de la canción popular—. Sobreexpuesta al influjo de los grandes músicos y artistas que frecuentaban el hogar de su afamado progenitor, germinaría la voz de la que estaba llamada a convertirse en acaso la más prodigiosa cantante .
Art in Renaissance Italy (4th Edition)
With a freshness and breadth of approach that sets the art in its context, this book explores why works were created and who commissioned the palaces, cathedrals, paintings and sculptures. It covers Rome and Florence, Venice and the Veneto, Assisi, Siena, Milan, Pavia, Genoa, Padua, Mantua, Verona, Ferrara, Urbino and Naples. Chapters are grouped into four chronological parts, allowing for a sustained examination of individual cities in different periods. 'Contemporary Scene' boxes provide fascinating glimpses of daily life and 'Contemporary Voice' boxes quote from painters and writers of the time. Innovative and scholarly, yet accessible and beautifully presented, this book is a definitive work on the Italian Renaissance. This revised edition contains around 200 new pictures and nearly all colour images. The chapter structure has also been improved for yet greater geographic and chronological clarity, and a new page size makes the volume more user-friendly.
Abstraction shook Western art to its core. In the early part of the 20th century, it refuted the reign of clear, indisputable forms and confronted audiences instead with vivid visual poems devoid of conventional representational imagery and characterized by allegories of emotion and sensation.
This radical artistic adventure established new artistic means, as much as narratives. Expression became characterized by shocking juxtapositions of color, light, and line. Artists abandoned the conventions of brush and easel and played with new materials and methods of artistic gesture: commercial paints and housepainter’s brushes, working on unstretched and unprimed canvases, moving the canvas to the floor, and applying paint with hands.
Muy pocos profesores de interpretación han logrado desarrollar un método detallado que forme actores verdaderamente creativos: Sanford Meisner, fallecido en 1997, fue uno de ellos. Su técnica toma al artista como materia prima y construye, partiendo de cero, las habilidades que necesita para despuntar en la interpretación. Discípulo y mano derecha de Meisner, William Esper ha transmitido y ampliado su técnica durante décadas, en las que ha sido maestro de intérpretes como John Malkovich, Kim Basinger, William Hurt y Kathy Bates. En Arte y oficio del actor, con la ayuda de Damon DiMarco, uno de sus discípulos, Esper nos sumerge en el aula y nos permite asistir, como un alumno más, a uno de sus fascinantes cursos.